lunes, 1 de junio de 2009

AULLIDOS

Hay algo de mágico y maravilloso en esto de repasar un viejo clásico -moderno- del horror. Y también en regodearse escribiendo reseñas como la que sigue. Ayer noche tenía mono de "Aullidos", y me puse a verla. Naturalmente gocé plenamente de ella, me entretuvo, despertó mi lado nostálgico y me hizo recordar que como el terror de aquella década, no lo ha habido y no lo habrá. Lo digo de entrada: Esta es una gran película. Tu y yo lo sabemos... pero siempre hay despistados y mentes impuras que tal vez no hayan tenido la grandiosa suerte de verla, a ellos va destinado el presente escrito.
"Aullidos" es, junto a la también cojonuda "Un hombre lobo americano en Londres", uno de los mejores films de terror de su década, así como las dos más logradas muestras de cine licántropo producido entonces ya que, entre otros motivos, fueron pieza clave para modernizar el mito del hombre lobo, tanto narrativamente como en los efectos especiales. Sí, la primera mutación mega-gráfica fue invento -justamente Oscarizado- de Rick Baker para "Un hombre lobo americano en Londres", "Aullidos" sencillamente siguió sus pasos, ya que el responsable de estas (un pelín más exageradas que en el film de John Landis) es Rob Bottin, alumno de Baker (quien echó un cable para la ocasión aconsejando a su pupilo, como bien indican los créditos finales), al que no hay nada que reprochar visto lo que haría no mucho después para John Carpenter en "La Cosa" (trabajo no superado hasta la fecha, o esa es mi opinión).
Ya que hablo de los dos films en cuestión, cabe mencionar que en ocasiones se crean disputas sobre cual es mejor o peor... bien, yo creo que ninguna gana a ninguna... es más, se complementan perfectamente, y en lo que una falla, la otra acierta (y viceversa). Aunque sí es bien cierto que "Aullidos" es un trabajo más "tradicional" que "Un hombre lobo americano en Londres".
Hay un asesino que ronda por la ciudad. Se ha citado con una famosa presentadora televisiva y se monta el consabido tinglado. Durante el encuentro, algo extraño ocurre, pero la mujer es salvada a último segundo... eso si, notablemente traumatizada. Con el fin de recuperarse del sustazo, será enviada a pasar unos días a una especie de colonia. El problema es que está infestada de hombres lobo.
Y sí, amigos, parece increíble pero el director de esta joya es Joe Dante... madre mía, cómo han cambiado las cosas desde entonces. Dante venía de la factoría Roger Corman (quien se marca un divertido cameo, rebuscando posibles monedas olvidadas en una cabina telefónica) y había dirigido la, también entrañable, "Piraña". Era joven y rebosaba talento, algo que se plasma perfectamente en esta peli. Al guión, John Sayles (quien también se marca un papelito como forense), gran guionista de cine fantástico, mediocre director de pelis más "de autor". En dicha tarea le acompaña Terence H. Winkless, a quien le aguardaba una extensa carrera en los dominios de la serie B (su debut en la dirección lo hizo con la curiosa "The Nest"). Ambos adaptan una novela original de Gary Brandner.
El reparto está plagado de maravillosos rostros populares: Una guapísima Dee Wallace (apuntito de ser la madre del mejor amigo humano de E.T.), Patrick Macnee, Dennis Dugan (hoy director de comedias ultra-mainstream), Kevin McCarthy y Dick Miller (inseparables del mejor cine de Joe Dante), John Carradine, Slim Pickens, Elisabeth Brooks (resulta difícil olvidarse de esta ultra-sexy mujer lobo, tristemente fallecida de cáncer cuando solo tenía 46 tacos), Robert Picardo y más, muchos más. Cómo no, por ahí también rula Forrest J. Ackerman, luciendo entre las manos un ejemplar de su mítico "Famous Monsters". La excelente banda sonora la firma Pino Donaggio. En el equipo técnico descubrimos a gente tan curiosa como Mark Goldblatt en el montaje (entonces futuro director del primer "Punisher" y montador de grandes films de acción en Hollywood), Robert Burns en la dirección artística (cosa que años antes hiciera en "La matanza de Texas" de donde, by the way, se recupera uno de sus cadáveres momificados para ambientar la tienda regentada por Dick Miller), Doug Beswick, David Allen, Greg Cannom (talentos en el terreno de los efectos especiales y/o la stop-motion) o Peter Manoogian (quien poco después se convertiría en realizador para la factoría de Charles Band).
"Aullidos" es una de aquellas películas que, por mucho que las ves, siempre descubres nuevos detalles, cosillas que le dan color y vida y que contribuyen a que sea el clásico que es hoy (y a que, por mucho que escribas, te quedes con la sensación de dejarte algo y no hacerle justicia), desde su guión, hasta su fotografía, pasando por otros apartados técnicos y/o artísticos, va repleta de energía. Cierto que en ocasiones, y por aquello de la época y tal, roza el ridículo (los licántropos en dibujos animados fornicando, el caniche del final....), pero se le perdona muy mucho, y más como está hoy día el panorama. Eso si, las transformaciones son retorcidamente deliciosas y los hombres lobo en si mismos me parecen geniales, con un aspecto fiero y una agilidad sorprendente... en eso, creo yo, sí que le ganaron la partida al yankee perdido en Londres.
El film fue un éxito y, como bien sabéis, generó una ristra de interminables -pero curiosas- secuelas, todas bastante chusqueras, que alcanzarían hasta el número ocho.
De obligada visión. Espero que a nadie se le ocurra hacer un remake de esta, ¡por dios!.