martes, 23 de junio de 2009

EL HOMBRE CON RAYOS X EN LOS OJOS

Hoy vamos de clásicos, en concreto con uno de los grandes de la ciencia ficción. No creo que necesite mucha presentación a estas alturas ¿no?, Roger Corman a la batuta, AIP produciendo, Ray Milland protagonizando, etc, etc. Un científico descubre un suero que, aplicado a los ojos, te da el poder de ver a través de los objetos y la misma carne humana. El caso es que, una vez lo prueba, se vuelve un auténtico yonqui (desde luego, el film casi parece una alegoría anti-drogas) lo que no hará más que complicarle la vida... matará a un amigo suyo accidentalmente, tendrá que huir de la poli, recalará en una feria de mala muerte, etc, etc, etc... hasta el impactante desenlace (no carente de su moralina) que no desvelaré por si alguien aún no la ha visto.
Lo que más me sorprendió de "El hombre con rayos X en los ojos" (gran título) es que se me pasó en un suspiro... en serio, es una de las pelis más entretenidas que se han hecho nunca. ¿Y todo gracias a qué?, pues a lo que hace que las películas (y comics o novelas) sean amenas, una muy buena historia perfectamente narrada. En ese sentido, la peli de Corman es casi maestra, ya que logra mantener el ritmo y la intriga a lo largo de todo el metraje, todo está perfectamente estructurado y diseñado a nivel narrativo. Un pasote. A eso hay que añadirle todo el encanto estético propio de la época, empezando por los colores, (y a Dick Miller en un breve papel) y lo que obtenemos es un festival para ojos, mente y cuerpo altamente gozable. Vale, y es que encima solo dura 75 minutos... que puta maravilla, oigan.
Hace ya un tiempo que oigo decir que Hollywood quiere hacer un remake de "El hombre con rayos X en los ojos". Y os diré algo, no me parece una mala idea. Naturalmente siempre está la probable opción de que el director elegido meta la pata a fondo... pero hay un elemento en el que, sin duda, el remake sería una mejora: los inevitables efectos especiales. Lo único "malo" que se le puede achacar al clásico de Corman es, precisamente, eso. Las secuencias en las que vemos los efectos de la visión de rayos X no están a la altura. Vaaaale, era la época y a fin de cuentas tampoco estamos ante una super-producción... pero hoy día, y gracias a los ordenatas, podría ser de lo más divertido ver personas convertidas en esqueletos, ciudades reducidas a su estructura básica, coches o helicópteros con todo el mecanismo al aire, tripas y corazones andando solos y... claro está, sabrosos desnudos en la divertida secuencia del baile estudiantil (la única nota de humor que hay en la peli, pues toda ella es muy trágica).
Eso si, que respeten los impresionantes ojos de Milland en su etapa final (pupila dorada sobre negro... y luego negro del todo).
Lo dicho, lista para disfrutar.