martes, 20 de julio de 2010

LA CRUZ Y EL PUÑAL

En mi barrio, el TDT sintoniza unas cuantas cadenas católicas a las que es imposible ignorar cuando estás haciendo zapping. Nunca te dejan indiferente, sobretodo por sus ofertas peliculistas.
Uno de estos canales, es muy local, debe ser de cerca de donde vivo, y al ser pobretón, repite una y otra vez las mismas películas.
Hace un par de semanas, ya le eché el ojo a esta, luego la han repetido en un par de ocasiones, y por fin, anoche la pillé empezando y como es muy curiosa, me la zampé.
Un predicador provinciano, acude a los guetos de Nueva York con la idea de redimir a las bandas callejeras y hacerles llegar la palabra de Dios. Le va a costar su trabajo, y más cuando uno de los jefes de una de las bandas, se pone cabezón con el tema.
Curiosísimo producto de principios de los 70, católico de forma incluso amenazante, dirigida por Don Murray, un actor de tercera categoría, que se atrevió a dirigir y dirigir esta película en 1970, para seis años después dirigir otra, y ya no volver a hacerlo hasta 2001 año en el que dirigiría su tercera película. Entre medias ha hecho papeles secundarios en tropecientas películas.
Para disfrutar plenamente de esta película, es importante verla doblada. Por no se que extraño motivo, al ser cosa de bandas, los latinos han sido doblados con extraño e indetectable acento, y los negros han sido doblados con el típico (y racista) acento de negro zumbón, es decir ese acento de “Señoita ejcalaaaata”, cosa esta que no deja de parecerme tan graciosa como absurda.
La película, tiene la intenciones de todo film cristiano; el de lavar el cerebro a todo aquél que no lo sea, y les digo una cosa, si lo hacen con pelis de este tipo, conmigo casi lo consiguen…
Lo cierto es que a un ritmo endiablado, unas peleas callejeras de lo más raras y una banda sonora maravillosa, hay que añadir, que la peli se deja ver sin ningún tipo de problemas, porque está muy entretenida… Y con un tufillo a serie B setentera que tira de espaldas.
Hay que decir también, que la película está basada en las vivencias reales del predicador David Wilkerson, que además lo escribió todo en un libro con el mismo título de la película.
Exótica, rara y divertida ¿Qué más se le puede pedir a una peli?