jueves, 24 de febrero de 2011

EL VAMPIRO TEPOROCHO

Película para el lucimiento de Pedro Weber, alias “Chatanuga”, famoso cómico Mexicano, cuyo equivalente a lo que tenemos nosotros en España, podría muy bien ser Juanito Navarro, por ejemplo.
Unos científicos, tras toparse con Drácula, deciden extraerle la estaca que tiene incrustada en el pecho, y meterlo en una nave espacial con la intención de enviarlo al espacio para perderlo de vista, pero la cosa sale mal, y acaba estrellándose en México, donde tomará contacto con los ciudadanos, dando lugar esto, a disparatadas situaciones, en teoría divertidas.
Esto es lo que vendría a ser una “Mejicanada”. La verdad es que el asunto de parodiar al conde Drácula, está ya muy visto, y más aún el tema de trasladar al vampiro a un mundo que no es el suyo. En este caso en concreto, se le traslada a los bajos fondos, haciéndose el conde muy amigo de borrachines y calaña barriobajera, siempre desde un prisma desenfadado y para todos los públicos.
Lo de siempre, y no especialmente lúcido, pero se deja ver con interés, por el buen hacer de “Chatanuga” que se desenvuelve en la película de una manera más que peculiar; a saber: o suelta sus diálogos con ingeniosos versos, o le da por imitar acentos, teniendo el actor predilección por el acento ¡Andaluz!, con lo que la chufla y el chascarrillo, están a la orden del día. Ahora bien, la película de ahí no pasa. De hecho, con un principio más o menos prometedor, la cosa finalmente se queda estancada, y lo que en un principio nos parecía gracioso, acaba convirtiéndose en el más absoluto tedio. El abuso se impone, y sabiéndose “Chatanuga” muy gracioso haciendo de andaluz, finalmente cansa.
Chistes sobre Sida (¡Súper oportunos!), miembros amputados y Condorito, no ayudan finalmente, a disfrutar de una comedia, por otro lado, muy simpática.
Dirige y escribe esto Rafael Villaseñor Kuri, que como buen director (y autor) Mexicano, posee una extensa filmografía, en la que, llegados a un punto, se imponen los célebres “home videos”.
Pasable, y tan correcta como prescindible. ¡Ah¡ y sigo sin saber lo que significa “Teporocho”.