lunes, 16 de enero de 2012

LA CHISPA DE LA VIDA

Mi relación como espectador con Alex de la Iglesia, es cuanto menos turbia. Su incapacidad para ser redondo (en términos puramente cinematográficos, no físicos), con esa irregularidad que lo mismo le permite hacer películas más o menos buenas (MUERTOS DE RISA, LA COMUNIDAD, LOS CRÍMENES DE OXFORD u 800 BALAS) como películas espantosas (CRIMEN FERPECTO e incluso y/o según como se mire BALADA TRISTE DE TROMPETA), le convierten en un director amado/odiado por mí. Y eso, sin llegar a realizar nunca una película excelente.
Sin embargo, es fácil dejar de tenerle en cuenta. Su actitud, su perdida de peso y una decadencia que poco a podo se va dejando notar, son avales más que suficientes para dejar de ver sus películas, hacer borrón, cuenta nueva, y acabar de una vez por todas con el cine español.
Pero de pronto, aterriza una vez más en los cines con una marcianada. Marcianada en el sentido de que la pareja protagonista de la misma son José Mota y Salma Hayek. Bueno, pues una cosa así, yo quiero verla.
Llegan las primeras críticas de mi entorno diario. Estos afirman que se trata de poco menos que una puta mierda.
Así que sin ganas, me pongo a verla y ¡oh sorpresa! La cosa no está nada mal… es más, no es que no esté mal, ¡Es que es cojonuda!
Un individuo desesperado por el paro, y por las pocas esperanzas que le quedan de encontrar trabajo, decide irse a Cartagena a visitar el hotel donde pasó su luna de miel. Cuando llega allí, resulta que el hotel se ha convertido en un museo arqueológico; debajo del hotel existían ruinas del año de Mari-castaña. Husmeando, es sorprendido por un segurata, quedándose este enganchado en un estatua que es sujetada por una grúa. No soporta el peso y este se cae a unos hierros, quedándosele uno de ellos clavado en el cráneo y dentro del cerebro. Pronto llegan los médicos, que no se atreven a sacarle de allí, y los medios de comunicación hacen de este espantoso accidente un circo. Al individuo, no se le ocurre otra cosa que comerciar con su vida, a través de las cadenas de televisión.
En definitiva, se trata de una película, con tío atrapado en un sitio, y todo lo que ocurre a su alrededor, es el grueso de la película.
Pues una cosa que podía ser muy tediosa, De la Iglesia lo soluciona con ritmo y brío. La cámara no descansa, va todo a mil por hora y en ningún momento te aburres.
Claro que esta película es un encargo, y el guión lo firma el americano Randy Feldman, pero no obstante, la cosa a quedado muy De la Iglesia; se nota su toque, e incluso, en alguna ocasión, sus manazas.
Pero el principal atractivo de la película, no es la sobada trama (BURIED de Rodrigo Cortés, vendría a ser prácticamente lo mismo), ni el reparto coral lleno de caras hiper-conocidas, ni tan siquiera la presencia de Salma Hayek (jamona ¡Jamonísima! Cuanto más mayor, más buena está). El principal atractivo y sustento absoluto de la película, es José Mota. Si, ese de “Cruz y Raya”, que triunfa en televisión tras darle la patada al otro, a base de trasnochadas imitaciones y humor rancio que solo hace gracia a los abuelos. Pues resulta que detrás del caricato (que todo sea dicho, me cae como el puto culo de mal) se esconde un extraordinario actor. Uno de carácter, de los que saben. Estoy hablando de uno a lo Al Pacino o a lo Robert De Niro, pero españolizado. Da gusto ver a Mota en un papel tan goloso, y verle salir airoso de la aventura. No hacen falta ni cuatro líneas de dialogo, para olvidarte de que ese tío que está suplicando por un puesto de trabajo, es el mismo que provoca rechazo y animadversión con “El tío de la vara” o con el resto de fantochadas. Efectivamente, José Mota, lo hace muy, pero que muy bien. Ahora los medios se rasgarán las vestiduras y le darán un Goya, que además el tío es número uno en audiencia, pero amigos, recuerden que en la película NI SE TE OCURRA… DEJAR DE VERLA, ya estaba muy bien. Le auguro un futuro que dará que hablar, aunque protagonizará películas de mierda.
Y sin Mota, no hay LA CHISPA DE LA VIDA, eso está claro. Con otro actor, la película no sería lo mismo. Pero estaría igual de entretenida y emocionante que es de lo que se trata. Así que demos su mérito a Mota, sin restárselo a De la Iglesia.
Por lo demás, Juan Luis Galiardo a su estilo, Fernando Tejero, espantoso, Salma Hayek, correctita, y Antonio Garrido, actor de tercera en culebrones y teleseries, resulta ser otro gran descubrimiento, porque la verdad, es que lo hace muy bien también.
Me la compraré en DVD.
Aprovechen para soltar pestes…. Que creo que no me verán hablando tan bien de una película Española actual en mucho tiempo.
Un Inciso: De todas las películas españolas que he visto en el ultimo año (veo todas o casi todas, por cuestiones laborales), curiosamente, las dos únicas que me han gustado son de dos tipos consagrados y que llevan ya tiempo haciendo cine. La otra es LA PIEL QUE HABITO. ¿No les resulta esto revelador?