viernes, 27 de abril de 2012

SLEDGEHAMMER

Imaginaos esto: Un grupo de amigos, aficionados a pasarse las tardes en el gimnasio moldeando los músculos (ese tipo de persona de la que no esperarías ninguna inquietud creativa... lo sé, estoy cayendo en estereotipos... pero es lo que hay), resulta que sueñan con dedicarse al séptimo arte. Uno de ellos propone al resto rodar una película barata que les catapulte. Todos aceptan. Cuando se plantean el género al que recurrir, la lógica se impone (especialmente para cerebros como los suyos), algo de terror, que son baratas y siempre funcionan. Estamos en 1983 o 84, por lo que no hace falta decir más, el "slasher" es un subgénero de éxito y que no requiere demasiado esfuerzo. Esa podría ser la génesis tras "Sledgehammer" (no confundir con la mítica serie de televisión). Y si no lo es, me mola creer que sí.
Esta peli está tan abajo en el nivel de lo que es "normal", que ni tan siquiera aparece en las enciclopedias y estudios dedicadas/os al cine de acuchillamientos, a pesar de haberse parido en plena primera mitad de los significativos ochentas. Tal vez contribuya a ello el que esté grabada en formato vídeo (del de la época, que cantaba maravillosamente más que el de ahora) y haciendo gala de poco talento y mucho morro.
Situémonos. Una casa de asépticas, frías y deprimentes paredes blancas. Una madre soltera quiere follarse a su amante, pero el hijo de esta es un incordio, así que lo encierra en un armario. El chaval se escapa, se agencia un mazo y se carga a la pareja. Diez años después, un grupo de jovenzuelos, con más esteroides de lo normal, llegan a la casa para pasarlo de putifa. Por la noche, el guapo/prota cuenta al resto lo del niño asesino (y el director aprovecha para colarnos las imágenes otra vez, ¡toma ya!, no llega a los extremos surrealistas de Germán Monzó, pero por los pelos) y, en plan de coña, lo invoca. No hace falta decir que el crío, ahora convertido en un tiarrón enorme (no sabía yo que los fantasmas crecieran) y con una máscara cubriéndole el rostro (¿pa qué?), aparece y comienza a matar a los jovenes, mediante mazo, cuchillo y lo que haga falta (y sin derramar demasiada sangre).
Los cerebros (jarl!) tras "Sledgehammer" pertenecen a los hermanos Prior, David y Ted, en su primera incursión en esto del cine... o el vídeo (en su favor hay que decir que el habitualmente llamado "Director of Photography" aquí aparece como "Director of Videography", ¡bien!). No les iría tan mal el invento porque, como deberiáis saber, terminarían siendo los responsables de un porrón más de thrillers y pelis de infra-acción -rodadas en 35mm- destinadas al video-club. Nunca llegaron a facturar nada realmente destacable, pero el caso de "Sledgehammer" clama al cielo. ¿Por donde empiezo?... dejaremos de lado la nula/nulísima imaginación desplegada en todos los aspectos (narrativa y técnicamente, mucho material se resuelve a base de planos generales), tampoco tendremos demasiado en cuenta los clichés horriblemente desarrollados (la broma-macabra de rigor), ni lo repugnantemente irritantes que son los protagonistas con sus continuos chillidos de aprobación, sus conversaciones caóticas, sus patéticos intentos de humor voluntario o la obsesión por lanzarse toda clase de líquidos y alimentos los unos a los otros, lo realmente fascinante de la peli (en el mal sentido) es la ingente cantidad de cámara lenta de la que Prior y su montador echan mano con un único y obvio fin, alargar metraje. Es incluso denunciable. Que lo hagan para incrementar un suspense que no existe, aún tiene cierto sentido, pero que me relenticen un paseo romántico de la pareja prota en uno de los escasísimos exteriores (el 90% de la peli se desarrolla en interiores) me parece de un morro que roza la ilegalidad.
La banda sonora, minimalista como es, cuenta con un tema que recuerda sospechosamente a otro "slasher" (anterior) muchísimo superior, "La Quema".
Otro detalle: El que hace de asesino comentaba en una entrevista reciente que, siendo homosexual, aceptó unirse al reparto porque su sueño consistía en chuparle la polla a Ted Prior, colega del mismo gimnasio. No hubo suerte.
"Sledgehammer" se hizo con un único fin, dar el salto al cine comercial. Y a David Prior y su brother Ted les salio bien la jugada, así que, ole sus cojones (sin ir más lejos, llegarían a parir otro "slasher", un pelín mejor, "Aerobicide")... pero ello no quita que sea un truñazo de proporciones bíblicas únicamente recomendable a curiosos sadomasoquistas como yo... y ojito, que haberlos haylos: en los USA ha sido recientemente editada en dvd y con todos los honores.