sábado, 2 de febrero de 2013

UN NEGOCIO PELIGROSO

Entre los hermanos Sheen, obviamente, existe la química, por eso durante los noventa aparecían tanto juntos en películas. Y mientras que Charlie destroza su carrera a base de esnifar y liarla parda, Emilio Estevez trata de hacerse un huequito como director. Y aunque de vez en cuando consigue estrenar alguna película ( “Bobby”), de momento su campo es la televisión. Pero la verdad es que no se le da mal.
Como ejemplo, este telefilm en el que se dirige a sí mismo y a su hermano Charlie Sheen, que salvo por las pelucas calvas que me les calzan, la verdad es que está muy interesante y muy bien. Se trata de un biopic, y estos son siempre muy agradecidos. En este caso, la sórdida historia de los directores porno, los hermanos Mitchell.
Además, creo que a Charlie Sheen y Emilio Estevez, el papel de Jim y Artie Mitchell, les viene que ni al pelo.
Los hermanos Mitchell, que recibieron una educación un tanto extraña, renovaron la industria del porno con una película con pretensiones artísticas titulada “Tras la puerta verde”, que convirtió en estrella a su actriz principal, Marilyn Chambers, e hizo que se forraran tanto los Mitchell, como la mafia que les pirateó la copia, aprovechando que estos no tenían derechos de autor.
Ellos rodaban sus películas y las exhibían en su propio cine, Esto les trajo una serie de detenciones y escándalos, de los que da buena cuenta la película. Y ya se sabe como acabó la cosa; la envidia y los excesos con la droga, hicieron que uno de ellos matara al otro.
El telefilm tiene, lógicamente, aires de telefilm de los del siglo pasado, en cuanto a ritmo, texturas y ambientación, nada que ver con los telefilms actuales, que debido a los avances de la tecnología, cuesta mucho saber si es una película para cine o para televisión, pero “Un negocio peligroso”, tiene ese tufillo telefilmico que hace que te eche para atrás en un principio. Sin embargo lo que nos cuenta es tan interesante, que la seguimos con interés, a pesar de su largo metraje.
Sin embargo, cuando termina, y a pesar de que nos deja un buen sabor de boca,  nos quedamos con la sensación esa de “Que putada que sea un telefilme”, porque aunque todo el reparto está estupendo, la película sea entretenida, la dirección solvente y todo sea más que correcto, si este mismo guión, con el mismo equipo técnico la hubieran rodado con más pasta y para cine, podría ser, sin duda, uno de esos grandes biopics del mundo del porno a la altura de “Boogie Nights” o “El escándalo de Larry Flint”, pero, al ser una película para televisión, se queda en película para televisión que se puede ver, y nada más.
Sin embargo, y siendo la tele un medio público, es sorprendente como no se escatima a la hora de mostrar desnudos, tanto femeninos como masculinos, incluso, las escenas en las que los dos hermanos le dan a la cocaína son exageradas… esnifan cada dos por tres. Y no me dejan de parecer sorprendentes estos  -necesarios- detalles, que no se como pasarían la censura, siendo una película para televisión.
En cuanto a las personas de las que se nos cuenta su vida, nada nuevo; una panda de drogadictos, garrulos con suerte, que de no ser por el porno jamás hubieran hecho nada artístico en la vida.
Recomendable, pero sin mayor trascendencia.