jueves, 7 de marzo de 2013

LA ESPADA INVENCIBLE

Terry Marcel. Fíjense en este nombre, a mi me parece bien bonito. Si hubiera nacido anglosajón, como él, me hubiera gustado llamarme igual. Terry Marcel. El señor Marcel posee una filmografía bastante curiosa. Arranca, básicamente, a inicios de los 80 con comedias tirando a ignotas, para, en plena fiebre del cine espectáculo Spielbergiano-Lucasiano, subirse al carro de la fantasía destinada a todos los públicos, pero a base de calderilla. Desvirgándose justamente con esta "La espada invencible", continuando con la oscura -y curiosa- "Prisioneros del universo perdido" y cerrando el círculo con, tal vez, su peli más conocida, "Jane en busca de la ciudad perdida" (evidentemente inspirada en ya saben qué saga). La cosa no debió de irle muy bien, porque a partir de ahí se especializó de modo exclusivo en dirigir capítulos de series televisivas.
"La espada invencible" entra de lleno en la categoría de la fantasía heróica, o incluso la espada y brujería, unos años antes del "Conan" de John Milius que tanto inspiró a unos y otros. Es decir, que en ese sentido la peli de Marcel vendría a ser incluso pionera. En realidad si hay alguna fuente de la que el cineasta churrupetea no es del personaje de Robert E. Howard (y sus novelas) sino de "El señor de los anillos"... o eso creo yo. Pero a niveles estrictamente cinematográficos, la verdadera fuente de ideas y robos es "La guerra de las galaxias". Una teoría que creía exclusivamente mía, pero por lo visto, y tras consultar Imdb, es bastante oficial. Veamos...
Como buen culebrón de espada y brujería, "La espada invencible" gira en torno a la venganza. Aquí todo el mundo se quiere vengar de algo. El prota de su hermano mayor, el malo de la peli, después de que este se cargue a su amada esposa y a su respetado padre. Antes de morir, el progenitor le entrega al hijo bueno una espada mágica con poderes propios. El mozo sale en busca de ayuda, agenciándose a un gigante, un enano y un gnomo. Bien, este último no se puede decir que sea muy bajito, ni lleva un ridículo gorro rojo, en realidad tiene las orejas puntiagudas y dispara flechas, por lo que deducimos que es un elfo. La panda se une a un pobre hombre (y digo pobre porque en 15 minutos le amputan la mano, le clavan una flecha y le meten de hostias) cuyo pueblo fue masacrado por el malo y, claro, quiere vengarse. El malo, por su lado, ha secuestrado a una monja por la que pide un montón de oro a cambio, así pues el equipo de los "good guys" aprovecharán su rescate para desahogarse de todos esos deseos revanchistas que les impiden dormir por las noches.
Qué duda cabe que el rey de la fiesta es el gran Jack Palance, quien da vida a un mega-malvado vestido de negro que se llama Voltan, lleva un casco igual al de "Darth Vader" y de vez en cuando consulta con un brujo encapuchado conocido como Señor Oscuro. Por cierto, que a Voltan le gusta más matar que a un tonto una piruleta, cosa a la que siempre recurre ante la duda. Todo ello, más la espada mágica con la empuñadura iluminada de verde, los impolutos ropajes blancos del héroe cuya única meta es ayudar al desvalido, el gigante que parece Chewbacca y su relación con el enano, que recuerda a la de C3PO y R2D2, más toooodos los rayitos de colorines y efectos de sonido entrañablemente cutre-salchicheros, evidencian que Marcel tomó buena nota del clásico de George Lucas, que para algo era el título fantasioso de cabecera en la época.
No es que "La espada invencible" sea la diversión personificada. Su trama previsible y super-lineal impiden que nos distraigamos lo necesario, pero tampoco es que nos aburramos mortalmente (en realidad, y aunque el ritmo general es lentillo, las secuencias más movidicas se resuelven a toda hostia, sin florituras). El aspecto general del film, así como sus simpáticos trucajes, la ingenuidad de todo ello y el regusto a cuento de hadas churrigueresco, le otorgan un indudable y entrañable encanto que contribuye a hacerla bastante simpática. Maja. Algo que me temo no compartieron aquellos que fueron a verla al cine en su día, ya que nunca hubo la segunda parte que, indudablemente, Terry Marcel tenía en mente. No porque sí "La espada invencible" en v.o. se hace llamar "Hawk, the slayer", en referencia al protagonista ("Halcón" en la versión castellana), título nacido para ser una franquicia. Al final de la peli, Jack Palance muere, pero es rescatado por el Señor Oscuro con intención de devolverle a la vida. Y una bruja buena se despide del "Halcón" con un "Volveremos a encontrarnos". De hecho, la secuela ya tenía título y todo, "The Slayer returns. The Hunt begins"... aunque realmente no se anunció hasta el año 2009. ¿¿Cómor??. En todo caso, nunca llegó a realizarse.
El reparto reserva algunas agradables sorpresas, como encontrarse con la musa de Lucio Fulci, Catriona MacColl, Patricia Quinn (la Magenta de "The Rocky Horror Picture Show"), Roy Kinnear, Patrick Magee (habitual en el cine de Kubrick), Graham Stark (habitual en la saga de la pantera rosa), y, curioso, dos actores que volveríamos a ver en futuras y notables muestras de espada y brujería como Ferdy Mayne (que haría un papel parecido en "Conan, el destructor") o, sobre todo, Bernard Bresslaw quien, mientras en "La espada invencible" interpreta a un gigante, en la también (medio) inglesa "Krull" hace lo idem con un cíclope.
Así mismo cabe destacar los créditos iniciales y finales, precedidos por el dibujo animado de un halcón volador, la banda sonora de inesperado ritmo discotequero (y con un tema heróico que suena cada vez que aparece "Halcón" blandiendo su espada mágica) y la marcianada de la carátula española que otorga la paternidad de la película a dos caballeros, el colega Marcel y Jack Gill. En realidad el segundo ejerce de productor-mecenas de lo que es una curiosidad bien agradable y que, desde ya, entra a formar parte de mi elitista colección de cintas VHS.