martes, 9 de abril de 2013

ALIEN NACIÓN

Con toda la nostalgia ochentera que hoy día impregna hasta las putas piedras, y lo que mola reivindicar todo "blockbuster" de la década calificándolo casi de arte a pesar de que en su estreno no recibiera más que palos por parte de la miserable crítica, resulta extraño que "Alien Nación" siga estando tan olvidada. Fue un éxito (aunque no sé si modesto o no) y en general no especialmente mal tratada por los gacetilleros de siempre. Sin embargo, nadie parece recordarla, ¿tal vez por pertenecer a la segunda mitad de la década de oro (concretamente 1988)?, ¿tal vez porque su reparto no tiene ningún actor realmente característico de aquellos entonces?. Ni idea. Pero así es.
Estamos en 1991. Hace tres años que los extraterrestres llegaron a la tierra y desde entonces que luchan por integrarse, a pesar de que el 90% de los humanos los tratan con desprecio (y los llaman "escorias"). El prota es un poli que una noche se cruza en un tiroteo entre marcianos, en el que fallece su negro compañero. Decidido a hacerle justicia, y convencido de que la movida no es un crimen casual y que hay algo más oculto en la inaccesible sociedad alienígena, se junta con el primer detective venido del espacio muy a su pesar (porque no hace falta decir que los odia a muerte). Obviamente, a medida que van investigando y descubriendo, nace entre ellos una fuerte amistad. La cosa gira en torno a una droga super-chunga a la que los visitantes fueron adictos en el pasado y que un empresario de renombre intenta recuperar para lucrarse. Algún crítico sesudo dirá que la peli es una metáfora sobre el racismo y la integración... y sin duda, lo es... pero vamos, no creo que ello sea muy importante ni aporte nada.
"Alien Nación" entra de lleno en la lista de "películas que funcionan incondicionalmente". Da igual cuando las ves, a qué hora y en qué condiciones... nunca aburren, siempre entretienen. Vamos, son muy agradecidas. Están bien hechas y entran con facilidad, combinan géneros alegremente y con ingenio, incluidas las nunca irritantes gotas de comedia. En fin, que sí, coño, que la puta peli está muy bien... no saltarás en la silla, pero tampoco bostezarás. Es infaliblemente correcta y está trufada de detalles para el recuerdo.
Naturalmente, si no fuera por el "elemento marciano", en esencia se trataría de otra "buddy movie" más, con sus tópicos y sus fórmulas: el poli duro y el poli correcto que primero chocan, pero luego se hacen super-amigos tras una charla íntima que, gracias al alcohol, sirve para que uno se abra al otro y crezca el afecto mutuo. Al final, habrá sacrificio por parte de uno de los dos, y a partir de ahí, pues como decía la canción, amigos para siempre. Si esto ya sienta bien, más lo hace cuando surgen las típicas, curiosas y divertidas diferencias culturales y las fricadas, por ejemplo: Los marcianos se emborrachan con leche agria, comen carne de castor cruda, al parecer tienen los testículos en un costado, el agua de mar es como ácido para ellos (mi favorita), etc, etc. La guinda la pone el temible efecto de la droga que consumen y, claro está, el clímax final, con el malo recibiendo una sobredosis que lo muta  en un monstruo de fuerza tremebunda.
Uno de los productores es Gale Anne Hurd, de lustroso y espectacular curriculum que, básicamente, incluye todos los clásicos de James Cameron, con quien estaba casada. Ello explica que, por lo visto, el director de "Terminator" metiera mano-no-acreditada  en el guión de "Alien Nación". El escribiente oficial es Rockne S. O'Bannon que, a pesar del apellido y de su interés en la ciencia ficción, aparentemente nada le une al mítico Dan O´Bannon. El director, Graham Baker, vivía aquí su momento de gloria tras dirigir la tercera entrega de "La Profecía", luego no pudo mantener el nivel y su carrera se acabó en 1999 con "Beowulf, la leyenda", vehículo para Christopher Lambert con fama de ser un auténtico mojón.
En cuanto al reparto, y junto a los protas, un carismático James Caan y Mandi Patinkin maquillado (en aquella época popular por su papel en "La princesa prometida"), encontramos varios rostros curiosos ocultos tras el látex (cortesía de los chicos de Stan Winston Studios). Es casi como un juego el ir reconociéndolos. Personalmente me quedo con el malote, Terence Stamp, y también con los secundarios, muy de su década, Kevyn Major Howard (el rubito histérico de "Yo soy la justicia", "Impacto Súbito" o "La chaqueta metálica") y Brian Thompson (el psycho de "Cobra" o el "Renfield" de la fallida "Noche de miedo 2", entre muchas otras de segunda y tercera regional). Tampoco podemos ignorar a Leslie Bevis, que tenía un papel tirando a pequeño, pero reconocible por algún mítico chascarrillo, en "Spaceballs". Ya sin maquillaje, reconocemos a Peter Jason, habitual en la etapa más actual de John Carpenter. ¡Ah!, en tareas de ayudante de dirección figura Newt Arnold, futuro responsable de "Contacto Sangriento".
Ojo al gag que nos muestra la marquesina de un cine donde se proyecta "Rambo 6". Hagamos cuentas... ¿"Rambo 6" en 1991?, en lo primero se pasaron (por los pelos, ahora se anuncia un posible "Rambo 5") y en lo segundo, se quedaron cortos.
Nunca hubo una secuela cinematográfica, pero "Alien Nación" sí dio pie a una serie de televisión considerada de culto. Tanto que, cuando la cancelaron, aún esputaría unos cuantos telefilms de bastante renombre. Un caso muy curioso.
En fin, que la recomiendo alegremente.