miércoles, 8 de mayo de 2013

VIERNES 13

Hay películas que tienen un peso histórico dentro de los parámetros de su género. Marcan un antes y un después. Pero también es bien cierto que algunas de ellas no resisten el paso del tiempo y, vistas hoy día, pierden. Eso es exactamente lo que me pasa con "La noche de los muertos vivientes" original, por ejemplo. Y con el primer y genuino "Viernes 13", también. A la hora de reseñar y/o comentar un film de esta clase, ¿qué haces?, ¿tienes en cuenta su pesado curriculum o te dejas de pamplinas y opinas libremente, sin condicionantes?. 
Últimamente paso las horas muertas releyendo un estupendo tochito que les recomiendo a todos ustedes, "Making Friday the 13th, the legend of camp blood", según las artes del Sr.David Grove (estupendo salvo por algún descuido). Es el segundo libro dedicado al universo "viernestreciano" que tengo en mis sagrados estantes. Y es que da la casualidad que soy fiel seguidor de la franquicia y tengo a su indiscutible protagonista, "Jason Voorhees", como uno de mis personajes de ficción predilectos. Son varios los muñecotes del interfecto los que adornan mi refugio, destacando el que luce junto a la tele, de palmo y medio y con el vestuario hecho de tela auténtica. Un regalo de mi primera ex.
De hecho, soy de los que opinan que la saga "Viernes 13" se puso realmente interesante a partir de la segunda entrega, es decir, cuando "Jason" se convierte en el protagonista. Pensamiento este más generalizado de lo que cabría esperar pero no compartido con muchos de los puristas. Y oigan, les entiendo, claro que sí. El primer "Viernes 13" era la "seria" del pack, la que lucía crímenes bien sangrientos y que -se supone- daba verdadero miedo. También es la que se parió desde la independencia, sin intrusión por parte de ningún estudio. Vamos, muy deudora del espíritu libre y transgresor de los 70. El caso es que comprendiendo todas estas razones, sigo pensando que el "Viernes 13" original, el de Sean S. Cunningham, es un tostón. Ayer noche la revisé, impulsado por la lectura del mentado libro, y así pude corroborarlo a pesar de su siempre fascinante "look" semi-setentero a base de grano y proto-realismo.

Por desgracia no es una aprecicación reciente, viene de lejos. Ya conté aquí en una ocasión lo especial que fue el día que la vi por primera vez. Emocionado, me senté frente al televisor, puse el vídeo a grabar y.... errr, me dormí como una marsopa. ¡¡Menudo rollazo!!. Lo más traumático de todo fue descubrir que el de la máscara de hockey ni tan siquiera aparecía. Bueno sí, un poco, pero no con el aspecto de las espectaculares fotos que hasta entonces había visto en el "Fotogramas" o en las mismas caratulas de las consiguientes secuelas que descansaban en los estantes del vídeo club y que tanto me fascinaban a la par que atemorizaban. Francamente, lo único bueno que para mi tuvo "Viernes 13" fue que me animó a alquilar todas las continuaciones y, ahí sí, comenzó a forjarse el mito.
El botón de "start" lo apretó "Psicosis". Luego vino el "giallo". Y "Bahía de sangre". Apareció "La noche de Halloween" que se llevó unos méritos que, después de todo, tal vez no merecía, porque antes estuvieron "Noche silenciosa, noche sangrienta" y, muy especialmente, "Navidades negras". Sin embargo, Sean S. Cunningham, que siempre fue un hombre de negocios desesperado por lograr un "hit" al que, digámoslo claramente, el género del terror le importaba tres pimientos (como al 95% de los cineastas que han parido algunos de los clásicos modernos), prefirió fijarse en el film de John Carpenter y, sobre todo, su tremendo éxito. Hay quien dice que también tomó buena nota de la peli de Mario Bava, lo que es muy posible. En todo caso, y sin quererlo, Cunningham sentó las bases de la consiguiente fiebre "slasher" gracias a que su pequeña y sucia peliculita fue un bombazo, un fenómeno social no exento de cierta polémica. Aportó tres cosas al firmamento del psycho-killer enmascarado que hasta entonces nadie había tenido en cuenta, un campamento veraniego como emplazamiento, la venganza como motivador del asesino y, sobre todo, el gore. No todos los "slashers" que le siguieron tomaron nota de esto último (ahí tenéis "Examen Final" y "Prom Night", por ejemplo), pero los que sí lo hicieron, son los que acabaron dejando huella, como "La quema" o "El Mutilador". Y es que es esto último, los truculentos trucajes escalofriantemente realistas de un Tom Savini en plena forma, lo único que realmente mola de "Viernes 13". Así de sencillo y así de cierto. 
Si te pones en el lugar de aquellos que acudieron a verla en su estreno, puedes comprender perfectamente el impacto que tendría. Envidias su posición. Su suerte. Imagínatelo, sería la leche asistir virgen a una proyección de "Viernes 13". Pero si lo miras hoy día, con toda la retahíla de imitaciones, copias, tributos, homenajes y, sobre todo, secuelas, la peli fundacional de Sean S. Cunningham es un puto rollazo tremendo repleto de momentos involuntariamente contemplativos. Es decir, un montón de material muerto que no sirve para nada más que pasar el rato hasta el siguiente asesinato. Esto es lo que ofendió a muchos críticos de la época, la estructura casi-porno de la película. "La noche de Halloween", o incluso "Navidades negras", aún contaban algo de interés entre crimen y crimen. Pero "Viernes 13", ¿qué?, larguísimas escenas de peña preparándose un café... paseando por el bosque... hablando de gilipolleces... paseando por el bosque (¡esta ya la has dicho!), etc, etc... la nada más absoluta. Y no me vengan con el cuento de la atmósfera o el suspense, porque NO LO HAY. Cunningham es incapaz de crear nada de todo eso, únicamente se le da bien rellenar metraje e inmortalizar los esfuerzos creativos de Savini. That´s all (bueno joder, y la estupenda partitura de Manfredini).
Hey, y me sabe mal hablar así... pero es lo que pienso. Ayer noche le di una oportunidad esperando cambiar de parecer, esperando aprender a apreciarla. Pero no. Hoy me levanto y digo más seguro que nunca aquello de: Sí, la primera es la primera, pero la franquicia no se puso realmente interesante y divertida hasta que el hijo de la Sra.Voorhees agarró los mandos. Y Michael Bay lo sabía cuando produjo el remake, que para algo limita el contenido de la peli de Cunningham a los 15 minutos del prólogo. Tio listo.