Porque, no solo se trata de una película para lucimiento del
rapero de estudio más patético de la historia, se trata de un remake de una
vieja película de Marlon Brando titulada “Salvaje” en la que Vanilla Ice
demuestra sus dotes como actor (y como rebelde) dejando claro que está en la
tierra porque tiene que haber de todo.
Así, unos raperos de viaje en moto (viaje que hacen sin
equipaje, pero en el cual Vanilla Ice cambia de modelito a antojo) tras un
concierto, acaban con una avería en un tranquilo pueblito de la América
profunda, así que llevan la moto averiada al mecánico local, y de mientras se
quedan zascandileando por el pueblo. Vanilla (aquí Johnny) vacila a una
muchachita con el fin de enamorarla, sin mostrar ningún respeto por su novio,
lo que creará el conflicto entre ambos.
El baile y el rap se encargarán de seducir a la muchachita,
mientras el padre de esta esquiva los chantajes de policías corruptos, de cuyas fechorías culpan a Vanilla.
Madre del amor hermoso. Y cuando digo madre del amor
hermoso, quiero decir madre del amor hermoso.
Porque si hay algo peor que hacer una película para
lucimiento de un mal rapero, es hacerle parecer un neandertal. Vanilla Ice apenas habla, cuando lo hace, parece
retrasado mental. Contesta con monosílabos, o directamente con mamarrachadas.
Ejemplos: "- ¿De donde eres? –De por ahí. – ¿De por ahí? – Da igual de donde sea
uno, lo importante es dónde está".
O también:" - ¿A que aspiras en la vida? – A ser sincero
conmigo mismo. Solo si soy sincero conmigo mismo lograré serlo con los demás".
O el ya clásico: "- Deja a ese mamón, y vente con el campeón…".
Y es que lo más destacable a nivel patetismo, es el hecho de
que estos raperos apenas hablen, y que las líneas de texto principales las
tengan los actores secundarios. ¿Acaso Vanilla, a pesar de retener en su
memoria todas esas parrafadas que escribía, era incapaz de hacerlo con unas líneas
de diálogo? Cuesta mucho pasar vergüenza ajena con las películas, pero con esta
se consigue.
La historia de amor es igualmente estúpida. Vanilla seduce
a una chavala de lo más corriente, saltando con su moto desde la carretera
hacia el prado donde ella cabalga con su caballo, derribándola… no es normal
que ella se enamore, si no que le repudie por agredirla…
Máxima vergüenza ajena en los momentos más íntimos, en unos
andamios de madera colocados en el desierto, donde la parejita juega; Ice,
salta y saca la lengua como un primate teñido de rubio "Ay que susto que me escondo", mientras ella le ríe
las patochadas, y el sudor le baja el “Fly” que le hizo popular.
Tremenda. Inenarrable. Una película genuinamente delirante,
pretendidamente moderna, con ese vocabulario de retrasado mental y esa ropa
fosforita, que jamás le vi yo a un rapero, dirigida por un director que, para
nada, estaba en esa onda noventera. No es que la peli sea un despropósito, es
que es “El despropósito”. Ahora, una experiencia maravillosa para los
sentidos. Es la película que mas escalofríos me ha provocado, que más risas (cuando no lo pretende, porque cuando introduce gags, estos dan bastante pena) y sobretodo, que más bochorno. Dan ganas de quitarla de la vergüenza que provoca... Con todo, la he visto tres veces ya.
Junto al rapero, en el reparto tenemos a secundarios no muy
populares como Kristin Mister o Deezer D.
En la dirección, un habitual de los vídeos de Play Boy que
además de comer muchos cereales, también dirigió “Inspector Gadget”, David
Kellog. La madre que lo trajo.