miércoles, 18 de septiembre de 2013

DIARIO DE UNA DESAPARICIÓN

El dibujante de manga vive estresado, desconozco si los dibujantes de comics europeos tienen esta misma presión. Conocía un poco esa prisa por entregar en fecha y las dificultadas por las que puede pasar un mangaka por lo que he leído y visto en el manga y anime de Bakuman, si estáis interesados en saber más profundamente en el tema, leeros/veros el manga/anime, porque trata sobre ello principalmente. Pero nunca creí que podría llegar a los límites a los que se vio empujado el autor del manga que pasare a reseñar, Hideo Azuma. Me viene a la mente un autor conocido mundialmente, bueno, más bien su creación más que el, que acabo suicidándose tirándose por un barranco. Me refiero a Yoshito Usui, autor de Shinchan. Cuando me entere de su fallecimiento me pareció extraño, un hombre que había llegado a la cima del éxito, que no necesitaba calentarse mucho la cabeza ya que su manga y sobre todo su anime se había convertido en un éxito de ventas mundial ¿Por qué se habría tirado ladera abajo? ¿Puede que por lo que empezó siendo un manga para adultos se acabo convirtiendo en un producto infantil? Por lo que pude saber, era soltero, y un poco asocial (desconozco si esto es cierto, pero es lo que se decía de él) Al ver Bakuman y tras leerme este manga, puedo llegar a entender que ser mangaka profesional puede llevar a la locura, y es que Usui no es el primer mangaka que se suicida pero si el caso mas mediático. Hideo Azuma por su parte no es conocido fuera de su país, o al menos yo no lo conocía, ni ha tenido un éxito tan arrollador como Shinchan, pero su historia es fascinante. Hay que darle la enhorabuena a la persona que le convenció para dibujar este manga autobiográfico, porque sencillamente es una historia genial, aunque este suavizada.

Hideo Azuma es un dibujante de manga profesional, trabaja para un par de revistas haciendo mangas cómicos, aunque a él lo que realmente le gustaría dibujar es Ciencia Ficción. Para su mala suerte solo se la permiten dibujar si mete comedia por medio. Hace algún que otro manga erótico y así va viviendo la vida. Pero un día, ya casado y con hijos, le da la ventolera y le dice a su mujer eso de “Voy a por tabaco “ (literalmente, lo cuenta en la entrevista que acompaña al manga) y como es de esperar no vuelve a casa. La primera semana la paso apalancado en casa de un amigo. Cuando se canso de gorronear volvió a casa, pero claro, los trabajos pendientes que tenían se habían ido al garete. Se pasaba el día bebiendo, hasta que un día decidió irse al bosque a morir. Borracho como una cuba intento ahorcarse aprovechando la pendiente de la montaña. Esto es, ato la cuerda a un árbol, luego se ato la cuerda al cuello y se tumbo en el suelo. Tuvo la suerte de que la pendiente no era muy pronunciada, y probablemente que al estar borracho cuando se intento suicidar no se dio cuenta de lo absurdo de su método. La cuestión es que con la borrachera se quedo dormido tirado en medio del bosque en una pendiente y con la soga al cuello, en fin, un desastre de suicidio. Al despertarse se dio cuenta de que eso era un error, pero tampoco quería volver a casa, así que decidió vivir su vida como un sintecho. En Japón a la gente sin hogar se les aparta de la sociedad, que era justo lo que Azuma quería. Así pues en la primera parte del manga nos cuenta sus aventuras y desventuras como “homeless”, que hacer para no morirte de frio, como racionarte la comida, donde se puede encontrar la mejor comida que hay en la basura y diversas técnicas de supervivencia urbanas, que con la crisis que tenemos no estaría de más que las impartieran en los institutos y universidades. Cuando se canso de no tener un miserable duro, busco trabajo, y finalmente consiguió uno en una empresa instaladora de Gas. Allí estuvo trabajando un tiempo, hasta que lo encontraron. Su familia estaba preocupada, así que pusieron una denuncia de desaparición. En una de estas la policía le encontró y se lo devolvieron a su esposa. Aunque había vuelto a casa seguía trabajando en la empresa del Gas, parecía feliz en ese trabajo, pero más adelante lo acabo dejando por no tener que ver la cara de un compañero al que critico delante del jefe. Volvió a dibujar manga, pero como no se encontraba a gusto con lo que le mandaban dibujar, se dio a la bebida. Se acabo convirtiendo en alcohólico, lo que le llevo a su segunda incursión en el mundo del vagabundo. Esta vez ni aviso con la frase “Voy a por tabaco”, simplemente se largo. Ese tiempo en la calle hizo mucho mal por su hígado, ya antes le había dado mucha mala vida a su órgano encargado de filtrar el alcohol, pero es que estando en la calle, lo tuvo mucho peor. Al final fue hospitalizado a petición de la familia porque tenía claros principios de cirrosis, y si continuaba bebiendo moriría. La segunda parte del manga trata sobre esa estancia en el hospital y su pertenencia en Alcohólicos Anónimos.

Su historia es jodida, muy jodida, pero la cuenta de una forma, y la dibuja de una manera, que la hace simpática, y entrañable. El propio autor lo comenta al principio del manga “Estoy dibujando este manga mirando la vida positivamente y procurando dejar fuera el realismo. Porque si lo dibujara realista, dibujar seria doloroso y me deprimiría” Y es que no solo el frio y el hambre son los enemigos del sin techo, les dan palizas, los insultan y son repudiados por la sociedad. Y aunque Azuma, no lo cuenta con pelos y señales, si que nos dice que las ha pasado putas. 

Háganse con él como sea, lo compran, lo leen en la biblioteca, lo roban, como sea, pero léanlo, está muy bien, y nunca se sabe cuándo tendremos que echar manos de las técnicas de Hideo Azuma para sobrevivir en las duras y frías calles de la ciudad. Yo por lo pronto ya sé cómo hacer una cocina provisional y a vivir unas horas sin internet (pero solo unas horas, ojo)