viernes, 20 de septiembre de 2013

LA COLINA DE LAS BOTAS

El “Spagetti Western” no es un género del que sea gran conocedor. De hecho, no me ha llamado nunca la atención hasta hace poco a raíz de unos visionados casuales. Y gracias a dichos visionados, hoy este sub-género cobra un poco más de interés para mí. Y es que las similitudes con otro de mis sub-géneros favoritos, las pelis de Kung - Fu, son más que palpables. No en vano, a las películas de Kung- Fu se las conoce por ahí como “Soja Westerns”.
A lo que voy es que viendo películas de uno u otro género,  lo cierto es que ninguno de los dos acaba de entusiasmarme en su estado más puro. Es más, diría que me aburren bastante. No así cuando estos se adscriben a otro género mayor, en concreto, y en este caso, la comedia. Entonces la cosa me entusiasma y me vuelve loco. Ergo, no me gustan las películas de Kung –Fu, ni me gustan los “Spaghetti Western”; me gustan las comedias de Kung- Fu, y me gustan las comedias del Oeste. Claro, como todos ustedes saben, si hay cómicos representativos de las comedias del Oeste, estos son Bud Spencer y Terence Hill…. Pero hay un antes y un después en sus míticas películas del Oeste, las que rodaron antes de “Le llamaban Trinidad” en los años 60 y las que rodaron después.
Bueno, pues yo me las estoy viendo.
No se en qué momento se descubre que hay química entre ambos actores, que son graciosos y que su humor “slapstick” y a base de mamporros iba a ser la marca de la casa durante el resto de las carreras de ambos (yo creo que es a partir de la película “Los 4 Truhanes”), pero lo cierto es que (salvo el título mencionado antes) durante los sesenta sus películas son “Spaghetti Western” al uso, tirando a malos, en los que la comedia brilla por su ausencia. Es tras “Le llamaban Trinidad” que ese humor se hace consciente en posteriores películas y cuando se crea la pareja cómica tal y como la conocemos, aunque ese humor impregnara, irremediablemente, incluso los productos que protagonizaron por separado. Antes, tan solo existían cosas como esta “La colina de las botas”.
Dirigida por Giuseppe Colizzi, quien fue el primero que rodó películas con ambos actores juntos y que, probablemente, los descubriera como pareja cómica al ser, también, el primero que rodó con ellos un film ajeno al “Spaghetti Western”, “Mas fuerte, muchachos”, nos encontramos ante un folletin de interminable metraje, dentro de una duración estándar, para lucimiento de Terence Hill en solitario, pero con Bud Spencer en el reparto, que de mal montada y explicada, acabamos hasta los mismísimos cojones debido a la falta de acción y la casi ausencia de argumento. Este más o menos vendría a contarnos la historia de un individuo que está siendo perseguido por unos forajidos, y se esconde en las caravanas de un circo. Los trabajadores del circo se alían con el, en su aventura.
Bueno, es lo de menos porque si hay tiros, mamporros y demás, la diversión estará asegurada… pero es que no los hay.
Entoces, se trata de un “Spaghetti Western” muy mediocre, aburrido y soso, que solo destaca porque es el preludio de lo que vendría después, tanto con el binomio de “Trinidad”, como con las comedias fuera del sub-género de Hill/Spencer que ya son míticas. Pero el gen, desde luego, y lo que más se asemejaría a lo que ya conocemos, sería la anterior, como ya he dicho, “Los 4 Truhánes”. Esta es muy mala.