lunes, 2 de septiembre de 2013

UNA PUERTA ESPECIAL

Continúo visionando con agrado el cine evangélico gitano, pero también les comunico que, probablemente, esta sea la última reseña que haga sobre este sub-género, al menos en este blog,  porque ya no se me ocurren muchas cosas que decir sobre él, puesto que cada nuevo título es un calco del otro. Parecen todas dirigidas por los mismos directores e interpretadas por los mismos actores, amén de las temáticas, siempre las mismas. Así pues, habiendo del todo ensalzado y reivindicado el género, una vez descubierto, y teniendo en cuenta la capacidad de entretener, y el entusiasmo que se gasta la comunidad gitana cuando de hacer una película evangélica se trata, sin más presupuesto que el del cepillo del culto de un día laborable,  ya poco más pueden mostrarnos con su discurso.
Sin embargo, esta película, “Una puerta especial” me parece ideal para comentar, tampoco demasiado, un poco por encima, porque se trata del primer “biopic” que se cascan los gitanos. Igual que Spielberg se marca un “biopic” sobre uno de los presidentes  más importantes de los Estados Unidos, los gitanos se marcan uno sobre uno de los miembros de su comunidad más importantes, Emiliano, apóstol de Jesucristo, según rezan los créditos, “Puesto ahí, no por los hombres, sino por Dios”.
El tal Emiliano es un gitano que en plenos años sesenta dijo tener una revelación de Dios. A partir de ahí, y según esto, es capaz de curar tumores, hacer andar a minusválidos, y en definitiva, crear milagros.
Así pues, y usando el típico filtro de envejecer la imagen que trae cualquier programa de edición, los gitanos se ruedan una de sus películas, llena de interpretaciones intensas, actuaciones musicales de algunos de los miembros más creativos del culto, y todo lo que es habitual en su cine, salvo que se están basando en una historia real, contando, además, con los testimonios en primera persona de Emiliano, que nos va narrando su vida, mientras la vamos viendo a base de flash backs.
Lo curioso, ante todo, es que después de la primera tanda de créditos, dónde no aparece director alguno, vemos testimonios de los actores que nos cuentan lo agradecidos que están al haber rodado esta película (una pareja, incluso se emociona y llora), y podemos ver también al productor, que nos asegura que los gitanos tienen un don a la hora de ponerse a hacer cine, que dios les guía, y afirma que para hacer una película, gracias a él, no necesitan saber leer y escribir, ergo, no les hace falta un guión, no les hace falta saber de matemáticas, y que la dirección de la película, ha corrido a cargo del espíritu santo. No le falta razón.
El título original de la película es “Una puerta especial”, pero por los lares que se mueve esta cinematografía, que es, básicamente, youtube, se la conoce más por el nombre del personaje que homenajea, que por su título original: “Emiliano el apóstol”.
Desde luego, imposible aburrirse con el cine evangélico gitano.