lunes, 3 de noviembre de 2014

BRUCE LINITO AGENTE 003 Y1/2

Si hay una estrella de la serie Z reconocible, más incluso que Richard Harrison, ese sería el inefable  actor Filipino Weng Weng, que venía de hacer porno, y además entró de cabeza en el libro Guiness de los records como el actor protagonista más bajito de la historia, hasta que le arrebató el trono uno aún más pequeño, Nelson de la Rosa. Pero eso sería otra historia.
Y esta “Bruce Linito, agente 003 y ½” sería su película más famosa. A nuestro país llegó directamente en vídeo, pero lo cierto es que fue una rompetaquillas en el tercer mundo. Cualquier país en el que se pase hambre, pero que, sin embargo, disponga de salas de cine, tuvo esta película en sus salas, y en todas ellas hubo llenos continuos. Hacer una parodia de una saga de películas ya clásicas en 1980 como son las de James Bond, que el protagonista sea un repugnante enano y mezclar todo esto con las artes marciales, viviendo por entonces su mejor momento, y unas buenas dosis de acción y humor, era algo que no podía fallar, como muy bien sabía el productor, Dick Randall, quien con pocos duros y con protagonistas, digamos, estrafalarios, supo hacerse millonario. Y esta película es una de las que más pasta le dio.
Obviamente, supo jugar con los elementos de los que disponía; el enano Weng Weng vestido todo de blanco (si te fijas bien, podrás comprobar que tanto los vaqueros blancos que luce, como las botitas que calza, están pintados con Tintanlux), y un título de lo más sugerente, que sea, además, un juego de palabras con algún título de la franquicia Bond original. En este caso, la película se llama “For your height only” (“Solo para su altura”) en referencia a “For your eyes only” (“Solo para sus ojos”). Así que triunfó.
Y por si el carácter de la película por si mismo fuera poco “exploitation”, su aterrizaje en los vídeo clubs españoles la convirtieron en un “brucexploitation” no oficial, con el estúpido pero simpático título que le encalomaron aquí. Se ve que estaban más en auge las películas de Bruce Lee que las de  James Bond, y como Weng Weng era asiático y hacía algo de artes marciales… “Blanco y en botella" debieron pensar.
La película tiene un argumento ínfimo:  Las “fuerzas del mal”, que son unos señores filipinos con sombreretes, patillazas y camisas de lunares, pretenden dominar el mundo a través de la obtención de la bomba “H” (??), pero claro,  el agente Weng (ni siquiera le llaman Bruce Linito en la versión castellana) desarticula todos sus planes, y se va cargando sin remilgo alguno a todos los miembros de esta organización, lo que cabrea sobremanera a “Mister Gigante”, al que nunca le vemos la cara,  y resultará ser otro enano. Mientras, Weng Weng se liga a la chica, y además tiene tiempo para comerle el morro, también, a una negra de dos metros, fea como una mala cosa y con aspecto de travelo, que le ayuda en un momento de la película.
El Agente 00, al igual que James Bond, tiene a su propio “Q”, en esta ocasión un filipino que habla a tiempos, y que, en lugar de un “Aston Martin”, le entregará a Weng toda suerte de cachivaches inútiles, pero que a ojos del espectador son mortíferas armas o útiles utensilios, como por ejemplo, la pluma que no escribe, pero que mata, la hebilla del cinturón que le servirá para abrir puertas de hierro y, sobretodo, el sombrero volador cuya visera es una cuchilla giratoria, que al ser lanzado podrá cortar la cabeza de sus enemigos. Por si esto fuera poco,  se puede controlar a través del control remoto que tiene instalado en su reloj. Sencillamente, delirante.
Obviamente, la película con intencionalidad de comedia, resulta harto graciosa, no solo por sus gags –que en este caso hacen gracia por la poca que tienen- sino también por el bendito humor involuntario del que siempre hacen gala estas películas asiáticas de bajo presupuesto. Los diálogos son la cosa más tronchante que he podido escuchar en una película. Pero a lo que voy es, si la película no tuviera tanto humor involuntario, si no fuera tan cutre y chabacana ¡también funcionaría! Porque la verdad es que es la hostia de entretenida, no para, sus escenas de acción no dan tregua al espectador, y aunque no sean muy espectaculares, la verdad es que hacen que la película pase como un vaso de agua. Muy de agradecer, obviamente.
Y por si todo esto fuera poco, tiene un final rompedor, dramático y de los de, después de estar hora y veinte riéndole las gracias al “jodío enano” (así le llaman  de forma despectiva en la versión doblada los malos, en inglés le llaman “Little Stinki”), te quedas bocas por la mala leche que se gasta. No digo más, el solo hecho de comentarlo aquí ya es un spolier…
Así que, en definitiva, estamos ante una película muy disfrutable, todo un clásico del cine “trash” y la única del pequeño Weng Weng que, vía descarga ilegal, podemos disfrutar en castellano… aunque esto da igual… para las cuatro chorradas que dicen…
Dirige el tinglado, sorprendentemente, con un pelin de solvencia, Eddie Nicart, actor del cine filipino, que tiene un buen puñado de títulos de similares características a sus espaldas, ya sea actuando o dirigiendo.
El experto en cine exótico Pete Tombs, con su sello “Mondo Macabro”, tuvo la feliz idea de sacar en  DVD (eso si, de importación) en sesiones dobles, un buen puñado de las películas de Dick Randall. Esta vendría acompañada de “Duelo del Dragón y el tigre” que, aún divertida, no lo es tanto como esta. Ni tan mítica.
Yo creo que para un no iniciado en cine chungo “Bruce Linito, agente 00 y ½” sería una buena opción.