lunes, 14 de septiembre de 2015

MATINEE

Recuerdo perfectamente cuando se estrenó allá por 1993  -que yo tendría unos tiernos 16 o 17 años- la nueva película de Joe Dante, director al que yo admiraba sobremanera por culpa, por un lado de “Aullidos”, por otro y sobretodo por “Gremlins”. Además, la película tenía todas las de ganárseme y contar con mis simpatías “Matinee”; Una peli inspirada en los avatares de William Castle y sus “Gimmicks” que además ofrecía un póster de lo más sugestivo. Y fui a ver la película completamente entregado y predispuesto… y me pareció un solemne coñazo.
Y pasa el tiempo, los años, y yo sigo teniendo en mente que es un puñetero coñazo. Y no se por qué, el otro día viendo la que probablemente sea mi película favorita “Ed Wood”, me da por acordarme de “Matinee”, de manera que 22 años después vuelvo a verla por segunda vez sin acordarme prácticamente ni de un solo fotograma de la misma.
Y recién vista, me reitero; “Matinee” es el mayor coñazo que ha parido madre. Es absolutamente aburrida, petarda y pesada. Es una película odiosa, y la prueba palpable de que Dante ya  había dado al cine todo lo que tenía que darle –a pesar de que, en su momento, me gustó “Pequeños Guerreros”-.
Cuenta la historia de un productor de películas de Serie B, en plenos años 60,  que va por los cines de las provincias proyectando sus películas de monstruos, a la vez que tunea los cines en los cuales proyecta, con una serie de descargas eléctricas en las butacas, efectos especiales artesanales y  teatrillos a la entrada del cine, con el fin de promocionar las películas de terror que produce y darle algo más al público –vaya, los “Gimmicks”-.  Da la casualidad de que la población está aterrada ya que hay alerta de bomba atómica y están más susceptibles de lo normal a pasar miedo. Por otro lado, tenemos un niño aficionado al cine de terror, que entre sus primeros amores y los problemas en casa con las películas de miedo, se hace amigo de este productor, al reconocer, en uno de los teatrillos que se monta, a uno de los actores. Pronto llega el estreno, y vemos la película y lo que ocurre en torno a ella durante la proyección, ya sea esto los famosos “Gimmicks” o un macarrilla que roba la recaudación a punta de navaja.
El problema que tiene “Matinee” es que Joe Dante venía de trabajar con Spielberg y  viene mal criado, y si por un lado quiere ofrecernos lo que podríamos interpretar como su homenaje a la serie B cincuentera, por otro lado nos mete una subtrama con niños repelentes de por medio al más puro estilo Zemeckis que tira de espaldas. Porque además la película no es una película de un presupuesto muy grande para querer hacer una de Spielberg. Así pues, siendo mucho mejor todo lo concerniente a el tema del sosias de Castle, esto se queda cojo y perjudicado por los putos amoríos de los insoportables niños. Por momentos roza la vergüenza ajena.  Se supone que ha de enternecer y emocionar; no lo consigue.
No mejor es el meridiano de la película, que se nos muestra gran parte de la proyección de una película con “Gimmicks”, la inventada para lo ocasión por Dante y que lleva por título “Mant”, que cuenta los sinsabores de un hombre que debido a un problema radiactivo se convierte en hormiga. Pues que quieren que les diga, las imágenes que recrean eso –y que se eternizan en pantalla- me parecen de una ambientación de mierda y que hace alarde de un humor como para tontos e impropio de alguien que si, como Dante, se ha criado viendo este tipo de películas, debería abordarlas con un poco más de respeto y no con esa guasa, que no le va bien a la película, máxime cuando el personaje sosias de William Castle es un hombre de negocios emprendedor que se toma muy en serio el asunto. Dante comete el error de mostrarnos las imágenes de la ficticia peli de serie B, sobre la que gira todo el argumento, a modo de chufla. Mal.
Todo esto daría igual en el fondo, si el resultado de la película fuera, al menos, entretenido… pero es que si en la adolescencia el visionado en cine se me hizo soporífero, tendrían que verme hace un rato, resoplando  y cagándome en la puta. Ni tan siquiera es una película a la que el paso del tiempo le conceda un culto o un estatus, es una película justamente olvidada, y no me extraña en absoluto. Es vomitiva. Ciertamente espantosa.
“Matinee” en nuestro país no llegó ni a los 100.000 espectadores en cines. Muchos me parecen, visto lo visto.
Tenemos en el reparto, como este William Castle al que le han cambiado el nombre (y que no pienso mirar a ver como lo han llamado, que no me apetece) a un siempre excelente John Goodman demarcándose de sus papeles habituales de la época (o tipo chungo o “Rafi, un rey de peso”) y que se prodiga como lo mejor de la película, secundado por gente como Cathy Moriarty (vista en “Poli de guardería” o “Los Reyes del Mambo”), el habitualísimo de Dante y por otro lado, protagonista de muchas de las películas que homenajea  aquí ( y proveniente de la factoría Corman, oportunamente),  Dick Miller (desaprovechado, exactamente igual que siempre), o John Sayles visto en  “Piraña”, “Aullidos”, o ya, fuera de casa en cosas como “Gridlock´d” o “Algo Salvaje”, además de contar con una envidiable carrera como guionista dando cuerpo y forma a films como “Los Siete magníficosdel espacio” o “Salvaje Kid”, además de tener otra carrera paralela y prolífica como director, con una filmografía en la que no hay ni un solo título destacable o reconocible por mi parte.
Probablemente, la peor película de Joe Dante, y eso incluye las últimas que ya ni se estrenan en nuestro país.