sábado, 8 de octubre de 2016

EL DESAFÍO

El año 1974 Philippe Petit colocó un cable de acero entre las desaparecidas Torres Gemelas y las cruzó varias veces, de aquí pallá, de pallá paquí y etc. Luego, pasados unos años, escribió un libro sobre su preparación y ejecución. El mentado tocho cayó en las manos de todo un Robert Zemeckis que, ya totalmente volcado en su etapa como "director serio", decidió llevarlo al cine, eso sí, usando para ello tecnología 3D, algo muy adecuado si tenemos en cuenta que parte de la trama se desarrolla en las alturas.
Vi el trailer de "El Desafío" en un cine tridimensional, y ya esos escasos minutos lograron provocarme no pocas sensaciones de mareo. Pensé "¡Joder, ver esto completo en 3D ha de ser la polla!". Pero la pereza que me da hoy día acudir a una sala pudo más. Ahora que la he visto en casa, confirmo que, ¡joder, hubiese molado mucho verla en el cine en 3D!.... porque vamos, si el asunto de las alturas ya funciona en una pantalla plana, imagínate lo que debe ser con relieve. No oso ni pensarlo (aunque tal vez lo intente con el blu-ray 3D, ¡que coño!).
En cualquier caso, solo le pongo dos peros a "El Desafío". La parte inicial desarrollada en París, con todos esos francesitos petulantes que se consideran grandes artistas. Dan un poco de grima, la verdad. Y la presencia de Joseph Gordon-Levitt, un actor con cara de chiste que no logro digerir bien. El peinado que me lleva, con pinta de pelucón, así como el discutible doblaje, no ayudan mucho a hacer más soportable su presencia.
Sin embargo, una vez asimilado y superado ello, y ya situados en Nueva York, la cosa cambia. Para mucho y para muy bien. Ahí es donde se nota la mano del director de "Regreso al futuro". Puro espectáculo estupendamente rodado y con unos efectos de órdago. Realmente terminas metidísimo en la movida y vives muy intensamente el mentado desafío. Será por mi miedo a las alturas, pero ciertamente lo "sufrí" mucho, estaba con los nervios a flor de piel y aunque sabía que el prota no iba a caer, igualmente me dejaba llevar por el generoso suspense. Y cuando uno se mete tan a fondo en una peli, aunque sea para pasarlo "mal", ¿qué ocurre?, que no te das cuenta del transcurso del tiempo, dando como resultado un producto genuinamente y jodidamente entretenido que les recomiendo encarecidamente, oui. Y como dice Hugh Grant, ESA es y debería ser siempre la función del cine.