Sabemos que una película es verdaderamente mala, pero mala a
rabiar, cuando el resultado de esta es cine de vanguardia accidental. Pues eso
es “Hip Hop Locos”. Este espanto podría pasar perfectamente por una pieza
experimental de no ser porque las intenciones de su director, Lorenzo Munoz Jr,
eran, a su modo, muchísimo más
pretenciosas que todo eso; quería hacer una película de terror con toques de
cine de gangs y una suerte de found footage primigenio —que en 2001, año de
producción de esto, todavía no era muy común—. Lo que le salió
fue esta cosa.
A poco que chafardeémos por Internet, nos descojonaremos con
las reseñas que hay de esta película en redes sociales como Letterboxd, o los
comentarios de youtube donde está colgada, que se pitorrean de ella. Muchos la
califican como la película peor hecha de la historia y ¿saben qué? creo que
estoy totalmente de acuerdo con ellos. He visto todo tipo de películas, buenas,
malas, chungas, muy chungas… a todo están acostumbradas estas retinas. Toda película
mala tiene algo, alguna torpeza, algún diálogo, algo que las hace especiales. O
bien es el particular carisma de sus inútiles directores los que les pueden dar
a las malas películas es estatus de ser de culto.
“The Room” o “Magic London”, que a fuerza de ser tan malas
al final son buenas y se proyectan para el público ajeno al cine malo que las
ve sin mayor problema, son obras maestras en comparación con lo que han visto
hoy mis ojos… es inenarrable.
De la trama nos enteramos porque al principio de la película
hay un cartelito que nos la explica y que viene a decir algo así como que dos
raperos latinos quieren irrumpir en la escena con su música, así que para
financiarse su primer disco van a vender un poco de droga para invertir en
ello, pero que la cosa se les va de las manos. Añade que el espectador va a ser
testigo de todo eso. Y empieza la puta mierda más desasosegante que uno se
pueda echar a la cara. Entonces, la
película está resuelta a base de planos fijos que simulan ser cámaras de
seguridad; primeros planos de los dos protagonistas diciendo incongruencias
durante minutos y minutos. Incluso de vez en cuando, en esos planos, se marcan
unas rapeadas de tercera categoría que
ni riman ni hostias, ni vienen a cuento (como esos primeros planos de sus
jetas, mismo), eternos paseos en coche en los que la cámara filma a la
carretera, y los mejores momentos de acción, aquellos en los que sin venir muy
a cuento nuestros dos protagonistas asesinan a sus clientes, sin que el
espectador se inmute ante la sosería con la que matan y las víctimas son matadas. Y lo mucho que
tardan en matarlas, intuyo, que por un afán de conseguir algo de realismo. A
esos planos eternos añádanle el hecho de que no se ve nada… está toda la
película oscura y mal iluminada, por momentos solo vemos la pantalla en negro.
Pero para más inri, en el montaje no se les ocurre otra cosa que pasar a
negativo muchas de esas escenas ¡con lo que se ve menos todavía! Además de
jugar con todos los efectos y filtros que venían en el programa de edición sin
orden ni concierto, como para probarlos, y ahí se quedan todas esas
chorraditas. Y para terminar de rematar la jugada, la banda sonora es una
sucesión de ritmos de rap instrumentales que parecen concebidos con un Casio
PT-6.
O sea que después del cartelito del principio, comienza una
sucesión de escenas y después la película se acaba con los protagonistas
rapeando a cámara. Y ni tan siquiera sabemos si han conseguido el dinero para
grabar su disco.
Todo apunta a que el responsable de esto es un verdadero
retrasado mental; los títulos de crédito finales en los que crea categorías
inexistentes y que en todas ellas el único acreditado sea el propio director,
nos lo confirman.
Tan solo dura una hora y diez, pero a mí me ha parecido toda
una vida. Una película, mala, mala, mala de verdad, pero tan mala que ni
siquiera podrá ocupar un puesto en el olimpo de las pelis malas junto a “Troll
2”, porque es demasiado mala. Todo lo que yo les diga no va a servir de nada,
me voy a quedar corto, así que les invito a que la vean si tienen cojones. Y
por eso, “Hip Hop Locos” nunca será una película famosa. Ni falta que le hace.
Nació para ser odiada y para que escribamos sobre ella cuatro gatos. Y ni por
esas. Te deja horrorizado e indiferente. Aún así, sigue ganándose el derecho a
ser la peor película de la historia, porque la peor película de la historia, ha
de ser así, no como “The Room”. Ha de ser insulsa y subnormal.
Como fuere, el caso es que consiguió distribución en DVD en
Estados Unidos por lo que considero que, efectivamente, América es el país de
las oportunidades, solo que hay discapacitados que no saben aprovecharlas.
El máximo responsable de esta joya, el antes citado Lorenzo
Munoz Jr. además del acusado retraso mental, tiene también alma de exploiter,
tanto que en su filmografía cuenta con un mondo titulado ¡“Facez of Death
2000”! que directamente vende como secuela oficial de la mítica primera
película, solo que por cosas de derechos al “Faces” del título, le quita la “S”
final y la sustituye por una “Z”, y así queda como jerga hiphopera. Además,
tiene otra película de raperos y terror en la línea de esta y otro documental sensacionalista y rozando el
mondo titulado “Paramedics”. Ahí es nada.
Después de “Hip Hop Locos”, Lorenzo Munoz Jr. debió cansarse
de hacer cine por lo que desde 2001, no ha vuelto a hacer una película. Ya
puede pasar a la historia.
Cómo dice un usuario de Letterboxd, el SOV tiene unos
mínimos de calidad ínfimos, que “Hip Hop Locos” no cumple. ¿Defecto o virtud?
Puta mierda en cualquier caso.
En esta linea de raperos y found footage pretendidamente
terrorífico, recuerdo “El proyecto de la bruja del Hip-Hop”, cuyo reclamo
principal era Eminen que apenas aparecía unos minutos y que era una cosa
espantosa. Pues al lado de esta, aquello era una jodida obra maestra.