lunes, 5 de agosto de 2019

HÉCTOR EL FATHER, CONOCERÁS LA VERDAD

Me fascina el mundo de las cinematografías emergentes y me gusta la música urbana en general y el rap en particular. Y en Latinoamérica, en según que países, con los formatos digitales y los bajos costes le han cogido gusto a eso de rodar biopics sobre sus estrellas más populares. Digamos que la pionera en retratar las tristes vidas de los raperos latinos fue “Vico C, la vida del filósofo” de hace un par de años desde Puerto Rico, y ahora, también desde allí con “Héctor El Father, conocerás la verdad”, le toca el turno a uno de los principales percusores de esa desvirtuación del rap ortodoxo que es el insoportable reggetón. Para más señas; uno de los individuos que nos dio el verano tras el “Baila Morena” junto a ¿Don Omar?
Héctor El Father  surge a finales de los 90, con el grupo Héctor y Tito, cuando el reggetón estaba todavía en  bragas y aún se hacía, en cuestión de ritmos urbanos, básicamente rap, pero poco a poco, el pseudo movimiento fue abriéndose camino hasta convertirse casi en la música totalitaria de Puerto Rico y, Héctor El Father,  pasó a convertirse en uno de sus máximos exponentes. Ese género musical mueve millones en Puerto Rico, por lo que pronto Héctor se volvió rico y excéntrico, y comenzó a hacer payasadas tales como tirar cientos de dólares desde el escenario. Y aunque en todos los países de habla hispana este individuo causó sensación, a mí me parece un tipo de lo más mediocre. Digamos que nunca he podido escucharme un disco entero en el que estuviera Héctor.
Al margen de esto, ocurre otra cosa muy graciosa con los raperos latinos. Tras tirarse media vida cantando al hedonismo, a las mujeres, el dinero, hacer el gangster y siendo completamente amorales, cuando empiezan a pasar de moda y  a bajar la venta de discos tienen epifanías, por lo que se vuelven ultra-católicos. Entonces reniegan de todo lo que han hecho, se retiran de la música, se ganan el favor de un público al que les gusta mucho estas cosas y se convierten en pastores evangelistas (o de la variante cristiana que sea) para pregonar la palabra de dios a los cuatro vientos y volver a estar en el punto de mira ¡Menuda jeta!
Ya le pasó a Gerardo Mejía y le sucede, unos años después, a este. Con lo cual, ahora ambos están viviendo de la sopa boba y sacando alguna canción de rap cristiano ya en el meridiano de sus vidas, a pesar de haberse retirado. Y su público pica y los jalea, y como ahora son hombres de dios, pues resultan ser todavía más queridos.
Bien, pues el fenómeno del rapero latino que se vuelve cristiano también me resulta fascinante, es uno de mis placeres culpables y sigo y estudio —no hay mucho que estudiar en realidad— el caso de cada nuevo rapero cristiano con devoción. Además es un caso muy de Latinoamérica dónde ya les va más este rollo católico y religioso. En los USA hay casos menos flagrantes y en España también hay casos de raperos católicos, pero no de conversiones, quiero decir, que hay curas y sacerdotes que hacen rap, pero no raperos malotes (porque en España todos los raperos son chavales de clase media con un ligero retraso mental) que se vuelven cristianos.
Entonces, una película como “Héctor El Father, conocerás la verdad”, que une tantas de mis fascinaciones, no podía dejarla escapar; tenemos un biopic rodado dentro del seno de  una cinematografía emergente y tenemos un rapero converso.
El biopic es un tanto extraño, porque nos cuenta la infancia del rapero para dar un salto en el tiempo a la época de su mayor esplendor, saltándose todo el ascenso del artista y, por ende, la estructura clásica de biopic, porque en realidad la película lo que pretende es dar un mensaje. No existiría el biopic de no existir la conversión de Héctor el Father. Entonces tenemos a este tipo inmerso en la industria musical y el mundo de las calles, y no contento con ganar dinero con su música, también anda metido en líos de drogas de los que parece no poder salir. La película nos cuenta, sobre todo, el descenso a los infiernos de Héctor a través de sus intentos de suicidio, los tiroteos en los que se vio envuelto y, en definitiva, la mala vida que llevaba y su posterior “buena” decisión de dedicarse en cuerpo y alma a infundir la palabra de Dios.
La película, totalmente digital, se comporta como una película digital, es decir, no se escatima en montaje con planos a veces gratuitos y que se ponen ahí por el simple acceso a la tecnología. No hace falta el uso de drones, pero en la película los hay porque son accesibles, sin más. Por otro lado, la película tiene muchos problemas, como suele pasar en este tipo de producciones, en todo lo artístico. Narrativamente va a trompicones, no se entiende bien el desarrollo de la trama y le cuesta mantener un ritmo, amén de incorporar actuaciones musicales a cholón, porque claro, han de tenerlas. Con lo cual, resulta una película deslavazada, torpe y por momentos incluso aburrida, pero se sigue con interés por ser una propuesta exótica, aunque el reggetón de los cojones de la banda sonora acabe a uno de ponerle de los nervios. Voluntarioso que es uno.
Por otro lado, para interpretar a Héctor El Father se ha elegido a un muchacho de 14 años para cuando es niño, pero durante el grueso de la película, Héctor, que ejerce asimismo como guionista y productor, se interpreta a sí mismo, cosa que es de lo más graciosa porque si en la película tiene 22 o 23 años igual que el resto de los personajes, Héctor El Father tiene ya cuarenta que se disimulan muy malamente, por lo que no da el pego como veinteañero y todo resulta de lo más extraño, sobre todo cuando vemos como este señor intenta tirarle los trastos a una adolescente. Todo muy loco e involuntario.
El resto del reparto está compuesto por actores puertorriqueños y cuenta con cameos de otros reguetoneros de renombre como puedan ser Wisin o el archipopular Daddy Yankee.
Por supuesto, la película ha sido un éxito en cines de Puerto Rico donde ha congregado a más de 200.000 espectadores (una cifra muy alta para una película puertorriqueña) e incluso se ha estrenado en Estados Unidos en circuitos de cine latino para latinos residentes en los USA (otro fenómeno del que ya les hablaré, es el de las películas hechas por latinos y para latinos en los USA), con lo cual la jugada ha salido redonda.
El director de la película, el tal Joel Colón, debuta para la gran pantalla tras haber ejercido como director en un episodio de una serie de televisión.
Solo para curiosos con placeres culpables como los míos.