viernes, 27 de septiembre de 2019

FEAR OF A BLACK HAT

El director de esta película, Rusty Cundieff, tenía en mente hacer una película sobre rapers, una especie de falso documental en el que usaría el mismo planteamiento que se usó en “Spinal Tap”, pero ambientándolo todo en el mundo del gangsta rap que tan en boga estaba en el ya lejano 1993. Y comenzó a buscar inversores para llevar a cabo el rodaje. No tenía un bagaje anterior muy boyante, por lo que se le ocurrió rodar la película con su cámara de vídeo Hi-8 y gastarse algo de pasta en ella. Se gastó 600 miserables dólares. Rodó la película y empezó a buscar financiación  para llevar a cabo la película de verdad mostrando el material grabado… y con su película de vídeo modesto, consiguió la financiación por parte de ITC Entertainment, una compañía británica que producía y distribuía programas de televisión, que por problemas burocráticos en esos momentos se encontraba inmersa en la producción de largometrajes baratos. A los ejecutivos de ITC les gustó el proyecto de Cundieff y decidieron producirla, pero cuando se estimó su coste de producción en un millón de dólares, la compañía se negó a invertir esa suma en una película de esas características porque no producían, por norma, películas de un millón de dólares en adelante. Pero lejos de echarse para atrás, lo que hicieron fue fijar el presupuesto de la cinta en  999.999,99 dólares. No pasaron del millón, obviamente, pero todo quedó más como un chiste propio de la película, que como una oferta de financiación seria.
Total, que Rusty Cundieff rodó con un estudio independiente esta “Fear of a black hat” y se estrenó en el festival de cine independiente más célebre de USA, el de Sundance.  Por supuesto, los organizadores de ese festival (con Robert Redford a la cabeza) eran unos progres neo-conservadores que el año anterior habían tenido todo tipo de problemas con la violencia de “Resevoir Dogs”, por lo que imperaba, en 1993, la mogigatería y las películas de aquél movimiento efímero al que llamaron New Queer Cinema. No dieron ni un duro por la película, por lo que la programaron  en pases de media noche debido al vocabulario usado en la misma, la violencia y, en definitiva, el humor chabacano que destilaba toda ella.
Por supuesto, estos festivales suelen servir para exhibir las películas a los distribuidores que las van a comprar. Bien, pues hubo hostias por adquirir “Fear of a black hat” que encantó a todo el mundo y fue la primera película en ser comprada del festival. En consecuencia, se programaron más pases, eso sí, en sesiones de media noche y todos fueron un éxito.
Las primeras reseñas de la película fueron benevolentes con ella e incluso Roger Ebert la alabó otorgándole cuatro de cinco estrellas, por lo que se convirtió en un éxito crítico de 1993. Sin embargo, cuando los distribuidores la pusieron en circulación en salas comerciales al año siguiente, no fue a verla nadie. Fue un fracaso y fiasco absoluto, por lo que la película fue condenada al ostracismo y nunca más se supo.
A día de hoy, sin embargo, hay un grupo muy minoritario de cinéfilos que la reivindican, por lo cual podemos considerarla un película de verdadero culto.
El falso documental, cuenta como una estudiante está haciendo su tesis sobre el estado actual del rap y para ello seguirá durante un año al grupo N.W.H (Niggas With Hats) —una parodia del archipopular grupo de gangsta rap N.W.A. aunque las personalidades de cada rapero están inspiradas en varios raperos a la vez…un auténtico lío demasiado difícil de explicar al neófito. Del mismo modo, el título de la película se inspira el el título del tercer álbum de Public Enemy, “Fear of a black planet”—. Durante el periplo, vemos como el grupo triunfa glorificando la violencia, como van cambiando de ideología y estilo según van marcando las modas del momento, como se separan y sacan discos por separado y como al final se reúnen de nuevo para continuar con lo que estaban haciendo. Todo este hilo argumental servirá para pegarle un repaso a la escena de rap del momento, de lo más mordaz y agresiva. En la película los raperos quedan retratados de cualquier cosa menos de bonitos y todo rodado de una manera sencilla, pero inteligente, y un guion tontorrón pero eficaz que convierte a la cinta en una obra muy interesante.
Por otro lado se realizó una banda sonora humorística escrita y compuesta por el mismo director (que protagoniza, además, la película) y por los co-protagonistas, que no tiene ningún desperdicio, y cuyas canciones son introducidas en la película a modo de vídeoclips (ficticios) que se me antojan lo mejor de la película.
Curiosamente, ese mismo año se estrenó también “CB4” de Tamra Davis y protagonizada por Chris Rock, que es exactamente la misma película. Es también un falso documental que se centra en la historia de un grupo parodia de N.W.A. y que nos muestra escenas clavadas a las de esta película. Es como si alguien hubiera cogido el guion de “Fear of a black hat” y lo hubiera vuelto a rodar con muchos más millones de presupuesto. No he podido encontrar información al respecto, pero así, a bote pronto, “CB4”, que mira que me gusta esa película, apesta a sucio y repugnante plagio por parte del cine de estudios. Lo extraño, además, es que no solo tiene situaciones y gags exactos a la película que nos ocupa, sino que muchos de los secundarios de “Fear of a black hat”, aparecen también en “CB4” y es todo muy misterioso.
Verdaderamente, me gustan mucho las dos, no podría quedarme con una, pero creo que esta es más genuina, más valiente y, en definitiva, mejor película. Al margen, hay momentos en los que te partes el culo.
Rusty Cundieff, después se asoció con Spike Lee para rodar un “Cuentos de la cripta” en plan negrata con la maja “Tales from the Hood”, y luego, tras un par de películas indies sin relevancia, se refugió en la televisión, la cual no abandonará más que en momentos esporádicos, como la vez que le encargaron uno de los episodios de “Movie 43”.