lunes, 1 de junio de 2020

LA BARBERÍA

“La Barbería” es un intento por introducir al público afro americano en el mundo del cine indie, por lo que “Cube Vision”, la productora de la que es propietario Ice Cube, procura por todo los medios ofrecer un producto que, si bien es para el propio lucimiento del rapero, también emula los clichés del cine indie de los blanquitos, sin llegar ni de lejos —gracias a dios— a parecerse siquiera. Asimismo, también tiene todos los clichés de las comedias de negros, esto es, muchas palabrotas, gags un tanto soeces, algo de escatología y cierto sectarismo, sin olvidarnos que al final el mensaje que da es del todo blanco y positivo, buenrollero y sin pretensiones.
Por otro lado, algo de discriminación positiva, que no falte. Para no parecer racistas, se incluye a un blanco en el reparto, pero no es un blanco normal y corriente, es un blanco que habla, viste y se comporta como un negro. Y quizás, para no parecer racistas, lo único que tenían que haber hecho era incluir en el reparto a un par de blancos que se comportan como blancos, y que no haya disputa racial al respecto, pero bueno, eso ya sería otro asunto.
La película transcurre en  los guetos de Chicago, donde Calvin (Ice Cube), es el encargado de una vieja barbería de barrio que perteneció a su padre durante cuarenta años y que tiene empleados a varios peluqueros. El  leif motiv de la película, son las conversaciones que tienen estos con sus clientes, donde la presencia del actor y comediante Cedric  The Entertainer es crucial  —de hecho, su monólogo dentro de la película acerca  de Rosa Parks, le costó ciertas polémicas a posteriori en televisión, pero respecto a lo dicho en el film, Cedric,  jamás se bajó del burro. Más o menos, en la película dice que “otros negros ya se sentaron antes en la zona blanca del autobús, y que Rosa Parks lo único que hizo fue sentar su negro culo en el bus porque estaba cansada”— combinando esas conversaciones con dos subtramas: la primera, girando en torno al personaje protagonista, Calvin, que  para afrontar sus deudas, decide poner en venta la barbería. El darse cuenta de que es un error, y el cómo recuperarla, formarían el grueso de esta, mientras que la segunda, y poniendo la nota cómica,  nos cuenta como el primo de uno de los peluqueros de la barbería y un amigo, deciden robar el cajero automático del barrio sin saber estos que está vacío. El cómo esconderlo, abrirlo o transportarlo, harán el resto, reservándose los mejores gags de la película el actor Anthony Anderson.
La barbería que da nombre a la película, fue construida en una antigua lavandería industrial situada en el área de South Chicago, inspirada en las montones de barberías de negros que hay en los estados unidos, que bien podrían parecerse a las de resto de barberías de corte clásico del mundo, con toda una cultura alrededor de las charlas entre clientes y barberos, con el deporte y los cotilleos del barrio como principales conversaciones, que tornan estos establecimientos poco más que clubes sociales.
Como novedad, la película mostraba al geto y a los afro americanos de manera más positiva y amable que otras películas de similar corte —recordemos que “Haz lo que debas” de Spike Lee, sí mostraba el lado amable del geto, cierta agresividad hacía acto de presencia de vez en cuando, para luego volverse un retrato dramático y violento de la vida en el barrio. En “La Barbería”, nada de esto ocurre en pro de las buenas vibraciones— y huía de ese tono pesimista y desasosegante que contenían  hasta entonces, fueran comedias o no, las películas de getos.
La combinación resultó todo un éxito, ya que con un presupuesto de 12 millones de dólares, recaudó en taquilla en todo el mundo cerca de 80, lo que para una película independiente es una barbaridad, máxime, cuando esos beneficios venían, en su mayor parte, del mercado domestico. En España, la gente de Metro Goldwin Meyer, que la distribuía en todo el mundo, se atrevió a estrenarla en salas, donde apenas la vieron 2000 míseras personas. No es una película que llegue a conectar con la audiencia española. “La Barbería” nos muestra unos arquetipos que al espectador medio de cine en España se la pelan; eso sí, en videoclubes, funcionó, aunque no lo suficiente para que luego la película tuviera una gran vida en la venta directa.
Las labores de dirección se le encargaron a Tim Story que hizo un trabajo de dirección encomiable según mi punto de vista, de hecho, de ahí se fue directamente a Hollywood a dirigir, para Fox, ambas primeras entregas de “Los 4 fantásticos”, si bien continuó haciendo cine “made in Hollywood” para lucimiento de Cube. De hecho es el director de “¡Vaya Patruya!” dónde Cube forma binomio con un cómico que parecía que sí… pero luego no, Kevin Hart, y que fue un gran éxito. Sin embargo, esta película se estrenaría en nuestro país directamente en DVD, pero allanando el terreno para, ahora si, estrenar en cines su secuela directa “Infiltrados en Miami”.