Un adolescente sufre de agorafobia tras presenciar el
asesinato de su hermana, por lo que no puede salir de casa sin que le den
ataques de pánico. Pero resulta que este muchacho encerrado en casa, hace unos
ritmos asombrosos. Por otro lado tenemos a un ex manager de grupos de rap que
en la actualidad trabaja como guardia de seguridad en el instituto. Como este
muchacho, debido a su trauma, lleva un largo tiempo sin ir al instituto, el
guardia de seguridad se persona en su casa para ver que sucede, y es hablando
con su madre cuando se da cuenta de que el chaval hace unos ritmos innovadores.
Cuando en un descuido de su madre, este se mete en la habitación del muchacho,
será testigo de uno de sus ataques de pánico. No obstante, se las igeniará
para, con el talento del chico, volver a primera fila de la industria musical.
Pero lo tendrá difícil porque, claro, el chico no puede ni quiere salir de
casa, lo que dificultará todo un poco.
Precedida de críticas positivas, se trata de un producto
Netflix de lo más curioso, que aun entretenido (que lo tenía chungo) y original
en su planteamiento, al final se prodiga como un drama de estructura televisiva
que, difícilmente, llega a enganchar del todo y a duras penas pasa del
aprobado. Aunque se valora el intento de hacer algo diferente. Sin embargo, el
neófito se quedará igual que estaba después del visionado, porque el tema de
realizar ritmos no queda muy bien explicado. Es más, si no sabes de que va el
rollo, el espectador se quedará un poco extrañado porque no comprenderá que
hace ese individuo tocando botones, ni entenderá el proceso de lo que es hacer
un ritmo. Aunque, supongo, que serán pocos los neófitos que se acerquen a una
película sobre un individuo que hace ritmos de rap.
La estructura televisiva, no es culpa de la plataforma que
se empeñe en lanzar productos de esta índole (dios sabe que intenta hacer
películas lo más mainstream posible, otra cosa es que les salga), más bien
sería culpa de su director, Chris Robinson, que si bien se ha ganado la vida
realizando videoclips para reputados raperos, su experiencia en la ficción es
eminentemente televisiva y se reduce a un par de escarceos con el cine indie con
la película “ATL” y, luego ya, “Beats” y
uno de los episodios de la serie “Wu Tang: An American Saga”. Vamos, que no le
tiene el pulso medido a la ficción porque es medio novato en esas lides.
En el reparto, jóvenes promesas del mundo del espectáculo de
Chicago, lugar donde se desarrolla la película, y el protagonismo de un
delgadísimo Anthony Anderson que, curiosamente, dio vida a un “Beatmaker” en la
estupenda “Hustler & Flow”, con lo que algo familiarizado estaría con el
tema. Aquí, es el ex manager entendido en la materia.
Normalita. Se puede ver.