martes, 25 de septiembre de 2007

EL RETORNO DE LOS MALDITOS

Dejemos a un lado el curioso cambio de título (supongo que por movidas varias de distribución) y centrémonos en comentar lo que da de si esta secuela de "Las colinas tienen ojos" versión Alexandre Aja, parida a toda velocidad con la sacrosanta intención de chupar al máximo del merecido exitazo que obtuvo su precedente en las taquillas de medio mundo (pero sobre todo en las que mandan, las yankees). Por norma prefiero hablar en este blog de pelis un pelín más oscuras (y cuando digo oscuras no me refiero ni a Troma ni a Ed Wood, por dios!), pero es que "El retorno de los malditos" me ha caído en gracia y, al fin y al cabo, de lo que se trata es de hacer aquello que a uno más le complace, ¿no?.
Estaba claro que esta segunda parte iba a estar por debajo del remake, y también, afortunadamente, que no guardaría la más nimia relación con la horrenda "Las colinas tienen ojos 2ª parte" original que Wes Craven tuvo la desgracia de dirigir en plena época decadente (antes de renacer de la mano de Freddy Krueger). Para la ocasión Craven ejerce tanto de productor como de guionista (junto a su retoño) y, viejo zorro astuto como es, sabe perfectamente qué es lo que el público potencial espera y desea: más sangre, más mutantes (con mayores deformaciones), más acción (es decir, más balas) y menos personajes profundos y materia gris. Asentadas todas las bases en el primer film, ¿de qué sirve explicar nada en la secuela?, ¡¡vamos a por todas!!. Y, resumiendo, eso es "El retorno de los malditos", que desde el minuto uno va directa a la yugular adaptándose al molde de lo que yo llamo "una producción videoclubera", aspecto este que destaco como algo positivo.
El que la escena más fuerte sea la que abre el film (y la que ruló por internet a modo de promo) lo deja todo bien claro. Una tipa atada, desnuda, sucia y visiblemente sufriente pare un crío (atención al gráfico plano de su vagina abriéndose y al torso cercenado con la pilila al aire, obviamente la versión en dvd es la íntegra) recogido por las manos de un mutante. Una vez concluye el parto, el monstruo se carga a la involuntaria mamá de un señor sopapo. Seguidamente, la peli se adhiere cómodamente a la fórmula que tan bien supo aprovechar James Cameron en su "Aliens" y que, desde entonces, salva muchas papeletas en el género del horror (y si no, que se lo digan a Bruno Mattei): militares contra "lo que sea" con malas intenciones.
A partir de aquí la adrenalina y la sangre chorrean por doquier, destacando la curiosa y macabramente divertida muerte de un soldado con dominio de la escalada y el escarmiento final al mutante jefe de la tribu. Se ceban con él que da gusto, oiga. Cachondeo cruel garantizado.
Llegamos a la hora y veinte y FIN, se acabó la función, contundentemente y sin florituras, tal y como debe ser. El reguero de personajes inocuos, violencia de tebeo malo (la primera no sólo era más brutal en lo visual, también en lo psicológico) y ausencia de explicaciones (¿de dónde salen los nuevos mutantes?, ¿son familia?, ¿amigos?, ¿por qué sus deformidades son tan grotescas y burras?) es abundante, pero da igual... porque te lo pasas bien durante el viaje y eso es algo que yo agradezco mucho, de verdad te lo digo.