lunes, 12 de mayo de 2008

EL JUSTICIERO DE LA CIUDAD

Todas estas pelis del justiciero más justiciero de todos los tiempos las vi en su momento, alquiladas en el videoclub, y no las había vuelto a ver... hasta el pasado sábado. Confieso que en su momento me gustaban, pero tampoco me volvían loco.
Y por extrañas circunstancias de la vida, y empachado ya de pelis de terror videocluberas, con mono después de haber disfrutado a tope de los últimos ramalazos justicieriles con "La extraña que hay en ti" y sobre todo "Sentencia de muerte", esta semana me bajé la saga de "Death Wish" al completo. No pensé nunca que fuera a disfrutar de estas películas más que cuando era niño. ¡Madre mía que buenas que son!
"El justiciero de la ciudad", la única de la serie facturada en los setenta, es, pues eso, muy setentera y en ella se nos presenta a un Paul Kersey que ya desde el principio se ve que no tolera el crimen, a juzgar por los comentarios que hace en su oficina nada mas llegar de vacaciones. - "¿Qué tal estás Paul?" – "Hasta que he llegado y he visto el nivel de delincuencia que hay en la ciudad, estaba bien".
Pero claro, luego cambia de tema, porque esa delincuencia no le afecta personalmente, por el momento. Aunque poco le falta, ya que cuando una banda de delincuentes, con ridículos sombreros, matan a hostias a su mujer y violan por la boca a su hija, Kersey, después de viajar a Tucson, donde un cowboy le regala un arma, decide tomar cartas en el asunto.
La película es cojonuda, con un ritmo que ya quisieran para si las actuales. Super entretenida y vibrante, el tipo de película que nos gusta ver en cada momento.
Luego estaría el factor facha, pero es que, si matan a tu familia ¿cómo no vas querer cepillarte a todo hijo de puta que se dedique a joder al personal? Pues entonces, yo también soy un facha y a mucha honra.
En esta primera entrega, Paul Kersey tiene un pelín de sentimiento de culpa, alegando al principio que en el ejército fue objetor de conciencia y vomitando nada más agredir a su primera “victima”. Después, ya, estas nimiedades
 desaparecen en el resto de pelis.Por cierto que vista recientemente, te das cuenta del calco que de esta hace "La extraña que hay en ti", pero igualita, igualita ... hasta la escena del metro y el final, son idénticos.