lunes, 23 de junio de 2008

DISTURBIOS EN EL CEMENTERIO

Que a Lamberto Bava no le gusta hacer cine de horror es una leyenda urbana que, con el paso de los años, cobra más fuerza. Se dice que el hombre se vio arrastrado a ello por culpa de su ilustre apellido, aunque su verdadera vocación era ser realizador televisivo (cosa a la que finalmente pudo dedicarse). Y es que, encima, las comparaciones con su progenitor eran constantes, motivo de cachondeo, y en las que siempre, siempre salía perdiendo. Todo eso explicaría por qué el bueno de Lamberto nunca demostró tener demasiada buena mano para contar historias en imágenes, y que su film más conocido (porque el más respetado es "Macabro", un tostón de tres pares de cojones) sea "Demons", locura divertidísima donde las haya, pero una patata al fin y al cabo. Pues fue justo después del subidón que le supusieron sus dos colaboraciones con Dario Argento (es decir, la mentada "Demons" y su secuela), que Lamberto Bava se dedicó a parir telefilms de terror para la RAI, a cada cual más brasa y patético. "Disturbios en el cementerio" es uno de ellos y, no, no se aleja para nada de la norma, por desgracia.
Un grupo de adolescentes mongoloides están de excursión. En una parada, entran en un colmado (regentado por el mismo Lamberto Bava y su hijo), mangan no se qué, y salen pitando. Durante la huida quedan atascados en un riachuelo, y caminando caminando, llegan hasta una extraña taberna en la que un tipo les suelta un reto: Pasar una noche entera en una lúgubre cripta. De lograrlo, podrían convertirse en los dueños de un fantabuloso tesoro.
La idea en sí no está ni tan mal, pero claro, teniendo en cuenta los pésimos actores (algunos de ellos rostros asociados a la saga "Demons"), los increíblemente estúpidos e irritantes diálogos, las situaciones ridículas y que, en esencia, la peli no cuenta nada de nada (nos pasamos una hora viendo a los chavales correr de un lado a otro de la cripta, asistiendo a las escenas más supuestamente terroríficas y, a pesar de ello, dedicar tiempo al cachondeito), pues el resultado es una S.M.A., es decir: Señora Mediocridad Acojonante. De hecho, el tesoro se lo tendrían que dar a los que la aguantaran entera y de un tirón, cuestión esta harto compleja.
Lo triste es ver en tareas de guión a Dardano Sacchetti, un nombre ligado a todas las ilustres muestras del horror italiano de los ochenta que aquí, obvio es, tenía más prisa en acabar y cobrar. Ya sabemos como es la industria televisiva... de hecho, esa es la causa -probablemente- de que "Disturbios en el cementerio" tenga un nivel menos cero de gore, y que intenten compensarlo con un humor cazurro y cabaretero (el zombie manoseando la teta de una muerta y que esta le arree un sopapo), porque los efectos especiales, sobre todo los de maquillaje, son terribles... eso sí, un "terriblismo" no carente de cierto encanto. ¡Ah!, la banda sonora la firma Simon Boswell, y a mi es que me suena muchísimo haberla oído antes, ¿en "Aquarius" quizás?. Mmmmh.
Creo recordar que "Disturbios en el cementerio" se programó en el Festival de Sitges de ese año y, graciosamente, provocó un auténtico disturbio durante el que casi linchan a su director (en este caso incluso lo apruebo).
La imagen que les dejo viene firmada por un GRANDE del cartelismo cinematográfico, E.Sciotti. Gócenlo.