sábado, 14 de junio de 2008

EL TERRITORIO DE LA BESTIA

Resulta altamente curioso descubrir que los ingredientes de toda la vida pueden parecer novedosos y otra vez sabrosos en manos de un buen cocinero. Películas de cocodrilos asesinos, gigantes o no, las hay a millares, especialmente estos últimos años que han sido el tema recurrente de infra-productoras para rellenar los estantes de los video-clubs, con patéticos efectos digitales y tramas ultra-corroídas. Teniendo en cuenta tal estadística, lo normal hubiese sido no dar ni un duro por este "Rogue", titulado "El territorio de la bestia" en España, a pesar de que el dire sea el mismo de "Wolf Creek" (un rollete con buenas intenciones. Como ven, en mi caso semejante dato no era sinónimo de ninguna garantía). Y sin embargo, Greg McLean sale airoso de la empresa incluso respetando las reglas (por lo que el mérito resulta doble).
Un grupo de turistas quedan atrapados en un islote en tierras Australianas. Salirse del mismo no será tarea fácil pues un cocodrilo de dimensiones estratosféricas ronda por ahí dispuesto a papeárselos. Irónicamente, la comandanta del barquito que, por pura imprudencia, conduce a los pobres incautos hasta la boca del lobo es Radha Mitchell, quien hacía tres cuartos de lo mismo en "Pitch Black". A esta le han tocado los papeles de gafe.
Y sí, McLean consigue (al menos conmigo) que algo tan trillado vuelva a llamar la atención. Vale, ¡aceptamos cocodrilo!, tengo debilidad por esta clase de pelis (mi última favorita al respecto fue "Primeval"), pero eso no quita que el esfuerzo del Australiano tenga mérito. "El territorio de la bestia" cuenta con unas grandes dosis de tremendo suspense, y no menos tremenda tensión. Pasa en un pis pas gracias a que, aunque la acción está condensada, engancha, y la ausencia de música en ciertos momentos te hace pensar que el monstruo aparecerá cuando menos te lo esperas. Encima, este no se luce íntegro hasta el tramo final (desarrollado en su guarida y sin una puñetera línea de diálogo), y vale la pena esperar porque luce de puta madre. Incluso sorprende (y también lo dice Aratz, que la vio conmigo).
Entretenimiento de qualité, oiga.