
Afortunadamente, no se trata de nada de eso. Se trata de una película Inglesa, pequeñita y bien resuelta, que aunque sí homenajea todo tipo de bizarradas, en realidad es una comedia muy británica que quiere llevar el mismo camino de "Zombie´s Party" pero, lógicamente, no lo consigue.
El descendiente de un antiguo cazador de vampiros va a pasar unos días con su amigo gordo, salido y deslenguando a algún lugar de la campiña Inglesa, con la suerte de que conocen a cuatro tetudas turistas alemanas en las que hundir sus pollas y con la mala suerte de que se tienen que enfrentar a una horda de vampiras lesbianas dispuestas a resucitar a su líder, mezclando la sangre del último descendiente de aquel caza vampiros con la de una virgen (y, mira tu por donde, una de las tetudas resulta serlo). Ayudará un predicador que sabe bastante sobre el tema (los protas son más bien despistados y bastante ineptos).
Se trata de un entretenimiento ameno, con gags más que correctos en la línea "british", pero bastante "light" en general, pues, aunque generoso en tetas siliconadas, la sangre de los vampiros es blanca (!), así que tenemos un festín de leche, cuando lo habríamos de tener de hemoglobina roja rojísima, y lejos de resultarme original o ingenioso, como seguramente el director pretendía, me parece que anula todo el toque terrorífico que podía tener la peli. El cómico también.
En definitiva, un producto de consumo rápido que acompañado de patatas fritas y refrescos de cola, hace que lo pasemos bien la noche del sábado. Pero poco más…
El director, Phill Claydon, no se ha prodigado mucho, los actores tampoco.
Eso sí, atentos al final abierto (y terriblemente cómico) que nos deja entrever de que irá la posible secuela.
El descendiente de un antiguo cazador de vampiros va a pasar unos días con su amigo gordo, salido y deslenguando a algún lugar de la campiña Inglesa, con la suerte de que conocen a cuatro tetudas turistas alemanas en las que hundir sus pollas y con la mala suerte de que se tienen que enfrentar a una horda de vampiras lesbianas dispuestas a resucitar a su líder, mezclando la sangre del último descendiente de aquel caza vampiros con la de una virgen (y, mira tu por donde, una de las tetudas resulta serlo). Ayudará un predicador que sabe bastante sobre el tema (los protas son más bien despistados y bastante ineptos).
Se trata de un entretenimiento ameno, con gags más que correctos en la línea "british", pero bastante "light" en general, pues, aunque generoso en tetas siliconadas, la sangre de los vampiros es blanca (!), así que tenemos un festín de leche, cuando lo habríamos de tener de hemoglobina roja rojísima, y lejos de resultarme original o ingenioso, como seguramente el director pretendía, me parece que anula todo el toque terrorífico que podía tener la peli. El cómico también.
En definitiva, un producto de consumo rápido que acompañado de patatas fritas y refrescos de cola, hace que lo pasemos bien la noche del sábado. Pero poco más…
El director, Phill Claydon, no se ha prodigado mucho, los actores tampoco.
Eso sí, atentos al final abierto (y terriblemente cómico) que nos deja entrever de que irá la posible secuela.