viernes, 29 de enero de 2010

LA CAVERNA MALDITA

Las comparaciones son odiosas, cierto... pero para hablar de "La caverna maldita" es imposible no recurrir a "The Descent", la logradísima película del británico Neil Marshall. Ambas van de lo mismo y están fechadas en el 2005, ¿cual fue la primera?... hombre, a mi me gustaría pensar que "The Descent", pero esas cosas nunca se saben (salvo que por ahí ronde algún listo que sepa hasta la hora que comenzaron a rodarse ambas, en ese caso, ¡ilumínanos!). Partiendo de esa base (que Neil Marshall estuvo antes), "La Caverna Maldita" vendría a ser el "The Descent" para tontos, o así es como yo la califiqué en su momento.
¿Por qué?, porque es la perfecta y calculada respuesta Hollywoodiense al film del británico. Y todo ello a base de sonados contrastes. Veamos pues... un grupo de espeleólogos se mete en una profunda cueva donde se las verán con unos monstruos malcarados que quieren papeárselos. Asín como suena. Cojan "The Descent" y pásenla por el filtro de la meca del cine, de ese modo, el grupo de chicas más o menos majas y humanas, se convierte en una panda de guaperas/musculados de ambos sexos y bien estereotipados. Las grutas de la primera, oscuras y apretujadas, en "La caverna maldita" parecen el puto "Corte Inglés"... o un estadio de futbol. Los monstruos, en la primera humanoides, en esta son bichos enormes, mutantes, que vuelan y se parecen a "Alien". Obviamente, en "La caverna maldita" el gore es mínimo y la acción se pretende que máxima, con su acelerado montaje videoclipista, olvidando de este modo cosas tan necesarias como la atmósfera (y más en una cueva). En su lugar, idean la mamarrachada que uno de los integrantes (nada menos que Cole Hauser, el hijo de Wings!) puede conocer telepáticamente las intenciones de los monstruos gracias a una herida inflingida por estos.
Sin embargo, y a pesar de contar con más medios (que "The Descent") y tal, "La caverna maldita" resulta muy aburrida, fría y previsible.
Usar y tirar en el sentido más estricto del término.