Siendo justos, el título real que esta peli recibió en las Españas fue el de "Escalofrío: los freaks". Pero es más fácil si traduzco del original, ¿que no?. Sea como sea, nos encontramos ante la penúltima entrega de la franquicia de los aulladores videocluberos (hubo una número siete y ahí se acabó el pastel). Esta en concreto siempre tuvo bastante buena prensa, más si tenemos en cuenta lo mal encaminada que iba la saga a esas alturas. Y sí, tras el visionado nocturno de ayer puedo confirmaros que no está ni tan mal, aunque la mejor nota se la lleva la idea de base, porque el conjunto va perdiendo piezas a medida que avanza.
A un pueblecito de mala muerte llegan un forastero, amable pero misterioso, y una siniestra feria. Coincidiendo con eso, una habitante (la responsable del banco) desaparece, ¿alguien la ha asesinado?... ¿es posible que ese forastero sea un hombre lobo?... claro, y también que el propietario de la feria sea un vampiro, ¡no te jode!... pues han acertado en ambos casos. De hecho, el chupasangre se muere por cazar al licántropo y añadirlo a su exitosa colección de monstruos y deformidades.
Está guapo eso de que en esta peli el hombre lobo sea el bueno, incapaz de matar a un gatito (además, literalmente) y los crímenes, que de entrada y por supuesta lógica le atribuimos, son en realidad obra del otro.
¿Hombre lobo contra vampiro?, ¡guau!, hoy es algo que lo tenemos hasta en la puta sopa, pero en 1991 aún era relativamente novedoso. Como digo, la historia está bastante entretenida y bien desarrollada, por lo menos mantiene el interés hasta el minuto 50, lo que ya es mucho. A partir de entonces comienzan las absurdas incongruencias, como cuando el pueblo entero descubre que el forastero es lo que es y no parece impresionarles en exceso. Finalmente, y tras varias trifulcas, los dos monstruos se enfrentarán cuerpo a cuerpo (naturalmente ganará el peludo, lo que me permite remarcar que la muerte del vampiro está muy curiosa en cuanto a efectos).
En el reparto destacan algunos rostros sutilmente reconocibles, Bruce Payne (el malo de la peli de "Dragones y mazmorras"), el enano Deep Roy (multi-empleado como "Oompa Loompa" en la horrorosa "Charlie y la fábrica de chocolate") o Carol Lynley (en "Dark Tower"). El director de sonoro nombre, Hope Perello, tiene un escueto curriculum en un campo puramente zetoso. En los efectos destaca Steve Johnson (si miras en el imdb, verás su nombre asociado a multitud de films muy conocidos) que en aquella época estaba demasiado distraído follándose a Linnea Quigley... supongo que eso explica que el aspecto de su hombre lobo sea horrible, lo peor de "Aullidos 6".
Si no tienes nada mejor que hacer, o llueve en el exterior o eres un adicto a la saga "Aullidos", pues sí...