martes, 23 de febrero de 2010

LEGIÓN

Cuando vi el cartelote de esta película en un cine (esos de cartón que dan ganas de llevarse a casa, pero luego tienes que sacar la lavadora y la nevera porque no caben en ningún lado y a los dos meses lo odias a muerte o no recuerdas ni la peli que anuncia) con su ángel a pecho descubierto portando un par de subfusiles, me imaginaba cruentas batallas entre ángeles y demonios, y va a ser que no y además tampoco. Y es algo raro porque el director es Scott Stewart, que así a bote pronto no os dice nada, pero es el encargado de efectos visuales de cosas como "Mars Attacks!", "Sin City" o "Superman Returns" ("imdb", ailoviu) y con ese currículum esperas mas efectos y los que hay son poquitos y pelin chuscos. De los actores, por eso de terminar con la ficha técnica y meternos en harina, Paul Bettany cumple con un papel de ángel caído que solo tiene que poner cara de palo y no cerrar los ojos cuando dispara, y lo segundo no lo hace bien, pero como la cara de palo no le queda mal, cumple. Los dos jóvenes, eje central de la película, son para dar de comer a parte, no lo hacen rematadamente mal, pero tampoco te los acabas de creer, y el resto.... bueno, Dennis Quaid necesita "de comer" y hace estas cosas en vez de "de robar", el pobre queda relegado a un papel secundario al que le dan un par de escenitas pero con las que no pasará al recuerdo ni mucho menos.
Dios se ha cansado, está hasta los cojones de los humanos (¿y quién no?), así que decide iniciar el apocalípsis. Michael, un ángel , charla con Gabriel, otro, sobre lo que dios pide y necesita. Gabriel le aconseja que no se oponga al plan y cumpla sus órdenes, pero Michael baja a la tierra 
(no, no se apellida Landon), se corta las alas, desvalija una tienda de armas, monta en un coche de policía y marcha en busca de una mujer embarazada que es una versión 2.0 de María. Esta se llama Charlie, es lo que en USA llaman "white trash", viven en caravanas y no tienen ningún futuro. Comparte espacio con Jeep (el José 2.0 de turno) que, como el personaje bíblico, no es el padre de la criatura que engendra Charlie en su seno, pero la ama igual, calzonazos al canto. Los dos trabajan para el padre de Jeep (Dennis Quaid) en una cafetería de carretera completamente aislada de todo. Es ahí donde transcurrirá el resto de película, y serán asediados por cuerpos humanos poseídos por ángeles, que tienen como misión acabar con todo el mundo y, en concreto, con el niño que Charlie lleva en el vientre.
Por momentos la película se transforma en una de zombies donde los protagonistas no pueden salir de una localización ya que todo esta infectado fuera, y podría decirse que no está mal, pero no es lo que el título y el cartel prometen. Ángeles solo hay dos en toda la película y para colmo uno de ellos se corta las alas nada más empezar. A todo esto, hay que sumarle algún diálogo teológico y un poquito de mensaje antiabortista, lo que hace que la película caiga un par de puntos pero que "entretiene" igual. Entrecomillo entretiene porque te hace pasar 90 minutos más o menos rápidos, pero no son del todo agradables. El final queda abierto por si les da por hacer secuela (lo cual no tendría mucha lógica, pero podrían si quieren). Definitivamente no merece la pena pagar una entrada por ella, ahora, si la veis de otra forma, pues ni tan mal.