Slasher Brasileño de factura pobrísima, rodado en algo parecido al 16 mm, cuya polla para chupar es el clásico de Hichtcock PSICOSIS, aunque también chupa de varias obras claves del terror americano moderno.
Un individuo con aspecto de retrasado mental, se dedica a asesinar mujeres inducido por su extraña madre, mujer esta que gusta de vestir al mas puro estilo “Blues brothers” mientras se dedica a lanzar dardos a la puerta con un paraguas que le sirve de cerbatana.
Película mágica donde las haya, y con tan pocos diálogos, que no importa no tener unos subtítulos para enterarse porque apenas hay argumento y va al grano de manera brutal. Aquí no se han preocupado de crear una trama mas o menos viable; se conforman con mostrarnos el mayor número de asesinatos posibles, poco creativos (cuchillazos, hachazos, cerbatanazas y estrangulamientos) y un gore muy acorde con la época en que está rodada, 1986.
De look similar al porno de aquella época ( con esa maravillosa fotografía aceitosa, que parece que te vas a pringar si osas tocar la pantalla), en A HORA DO MEDO, parece que está todo permitido, y no hay vergüenza en mostrar el resucitamiento desde la tumba de una jovencita, tras ser violada y ejecutada por el traumatizado protagonista, que junto a la que hace de su madre, nos ofrecen un recital de sobreactuaciones que obligan al espectador a soltarse unas buenas risas, a pesar de lo sórdido de todo el asunto.
Dirige Francisco Cavalcanti, director especializado en productos de dudoso gusto, discípulo directo de José Mojica Marins, que de hecho, supervisa la dirección de la peli además de aparecer en un cameo.
Me resulta sorprendente la influencia del de los ataúdes, porque da igual la película Brasileña de terror que veas, sea de la época que sea, en todas, siempre está metido de por medio el señor Marins. Y yo que lo agradezco, cojones.
Un individuo con aspecto de retrasado mental, se dedica a asesinar mujeres inducido por su extraña madre, mujer esta que gusta de vestir al mas puro estilo “Blues brothers” mientras se dedica a lanzar dardos a la puerta con un paraguas que le sirve de cerbatana.
Película mágica donde las haya, y con tan pocos diálogos, que no importa no tener unos subtítulos para enterarse porque apenas hay argumento y va al grano de manera brutal. Aquí no se han preocupado de crear una trama mas o menos viable; se conforman con mostrarnos el mayor número de asesinatos posibles, poco creativos (cuchillazos, hachazos, cerbatanazas y estrangulamientos) y un gore muy acorde con la época en que está rodada, 1986.
De look similar al porno de aquella época ( con esa maravillosa fotografía aceitosa, que parece que te vas a pringar si osas tocar la pantalla), en A HORA DO MEDO, parece que está todo permitido, y no hay vergüenza en mostrar el resucitamiento desde la tumba de una jovencita, tras ser violada y ejecutada por el traumatizado protagonista, que junto a la que hace de su madre, nos ofrecen un recital de sobreactuaciones que obligan al espectador a soltarse unas buenas risas, a pesar de lo sórdido de todo el asunto.
Dirige Francisco Cavalcanti, director especializado en productos de dudoso gusto, discípulo directo de José Mojica Marins, que de hecho, supervisa la dirección de la peli además de aparecer en un cameo.
Me resulta sorprendente la influencia del de los ataúdes, porque da igual la película Brasileña de terror que veas, sea de la época que sea, en todas, siempre está metido de por medio el señor Marins. Y yo que lo agradezco, cojones.