lunes, 23 de agosto de 2010

EL PANTANO DE LOS CUERVOS

Manuel Caño ¿era un cineasta experimental? ¿Era un visionario? ¿Un artista incomprendido? ¿Un surrealista adelantado a su tiempo? ¿O simplemente un negado, un autentico paquete que llegó a hacer cine sin tener una sola gota de talento?
a juzgar por la mayoría de sus películas, yo diría que lo ultimo.
La película se encuentra en ese fino hilo que separa (y diferencia) el cine artístico de la chapuza.
Y es que me da la sensación, que aunque no hay nada coherente en el argumento de EL PANTANO DE LOS CUERVOS, en la cabeza de Caño, seguro que si que lo había, pero era incapaz de plasmarlo en imágenes.
La cosa va de un científico, que experimenta con personas y que tras experimentar con ellas, las arroja a un pantano, por el que vuelan unos cuervos (sacados de algún documental de National Geographic) mientras un Fernando Sancho hace de grasiento policía que trata de darle caza.
Un tostón de los que ya no se hacen… ¿desgraciada o afortunadamente? No lo se exactamente.
No pasa nada en la película. Vamos viendo imágenes desagradables, fetos en formol, miembros amputados, mientras lo intercala con actuaciones de grupos ye-yés de la época y escenas de amor surrealistas. Toda ella muy rara.
Y cuando (aunque nos aburrimos) estamos a punto de tomarnos la película en serio, aparece Fernando Sancho, recién salido de algún Spaguetti Western, metiéndose entre pecho y espalda un plato de huevos fritos con chorizo, mientras uno de sus ayudantes le arroja a la misma mesa en la que está comiendo, una mano amputada encontrada en el camino que hay entre el laboratorio y el pantano. Sancho, lejos de inmutarse, suelta cuatro blasfemias y da ligeros toques a la podrida mano, con el tenedor con el que está comiendo. Una escena de antología. Eso si, tras esto, ya no te puedes tomar en serio esta película, a pesar de sus prometedor y extraño comienzo.
Por lo demás, tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano (pero esfuerzo, esfuerzo…) mientras la veía para no dormirme, porque manda huevos, que puto coñazo. Ahora, ¿Por curiosidad? Véanla. ¡Ah! Y es una co-producción hispano-Ecuatoriana. Que co-producción mas rara…
De Manuel Caño, también hemos reseñado por aquí, este tostón, del que tampoco dije cosas mejores.