Un individuo, con ciertos problemas mentales, acude junto a un grupo de amigos a pasar el fin de semana en un viejo chalet perteneciente a la familia. En el, su hermano -Charly- perdió la vida años atrás durante un incendio… o eso creía el. Desfigurado, reaparecerá para ir cargándoselos uno por uno.
Slasher argentino, grabado en el mas costroso de los vídeos, pero bien facturado a fin de cuentas (digamos que es una película de aspecto amateur rodada por un profesional con mucho cine a sus espaldas), y tan repleta de tópicos que puede competir perfectamente con todos esos slashers americanos que toma como referencia.
Dentro de lo políticamente incorrecto del sub-género, nos encontramos con una pieza políticamente correcta; aburrimiento, tetas, felpudazos y gráficos asesinatos bien salpicosos. Ni mas, ni menos.
Está claro que no hace falta pasta para rodar una cosa digna (teniendo en cuenta siempre lo mala que es, no se confundan) ya que esta película se hizo en tan solo cinco días, y en el chalet de un amigo del productor. Una cámara, unas pocas viscerillas y cuatro o cinco actores de poca monta, eso es lo necesario. Ni que decir tiene que el producto era para explotar en el mercado del vídeo.
Eso si, para los no muy puestos en esto de los sub-géneros, mejor ni la vean. Sin estar prevenido, puede ser absolutamente insufrible.
Tras el asunto, Carlos Galetinni, una especie de Mariano Ozores, famoso en Argentina por dirigir algunos títulos de las exitosas sagas de LOS EXTERMINEITORS, LOS BAÑEROS o LOS SUPER AGENTES.
Y ahora, miren la caratula… ¿No les suena? Al que acierte el plagio, le doy un premio. Y al que no, puede hacerse una idea con esto.