El extraño titulo es una simbiosis de las palabras Religión y Ridículo, aclarado esto se puede sospechar por donde va a tirar el documental. Porque esto es un documental sobre la religión, no una película de ficción, aunque en algunos dogmas veamos que los profetas tenían mas imaginación que el guionista medio de Hollywood. Aviso a lectores y navegantes, si eres un fanático religioso (de la religión que sea) deja de leer esta reseña y no veas el documental, probablemente te sientas ofendido. Si eres lo suficientemente inteligente, escuchar opiniones contrarias a las tuyas no debería de hacerlo, así que si te sientes ofendido es problema tuyo.
Larry Charles (Borat, Bruno) dirige este documental contando con la cara y voz de Bill Maher, conocido humorista estadounidense por su monólogos haciendo mofa de la religión. Maher viajara por el mundo para entrevistarse con todo tipo de religiosos, desde una capilla para camioneros, hasta el muro de las lamentaciones en Jerusalén, pasando por el Vaticano y con parada en los telepredicadores americanos. También entrevistara a un par de científicos (uno de verdad, el otro de pega) a los que sacara los colores con excesiva facilidad. Mención especial merece un senador de los EEUU que el solito se deja en evidencia, así como un debate televisivo de varios políticos americanos que pone los pelos de punta. A saber, la docena de políticos en un escenario, el presentador pregunta "¿Quien de aquí no cree en la evolución?" Al menos cuatro levantan la mano, en ese momento sentí lastima y miedo.
Judíos ortodoxos, musulmanes, cristianos, mormones, cienciólogos, todos reciben de buen agrado al cómico pero no todos lo despiden con buena cara, bueno los cienciólogos y los mormones ni le reciben, Maher es conocido y su fama le precede. Con unos judíos que fabrican aparatos para hacer trampa en el Sabbat (el día de descanso judío no pueden trabajar, lo que incluye atar o desatar cordones, pulsar botones, utilizar electricidad o hacer fuego) uno de los judíos a la espalda del cómico le llama gilipollas, pero la cámara lo graba y así queda retratado. Los islamistas tampoco acaban muy a buenas con el cómico, pero al menos no le insultan, y sorprendentemente con el único que acaba teniendo una charla amistosa y muy agradable es con un sacerdote católico que esta a las puertas del Vaticano (del que acababan de expulsar al equipo de rodaje) Allí este sacerdote pone a parir a su propia iglesia, al propio Vaticano y muchas de las doctrinas absurdas que se sacaron de la manga como lo de que la homosexualidad es un pecado.
El documental además muestra las muchas similitudes que hay entre todas las religiones, dejando claro que todas beben de la misma historia o mito. Empieza de una forma amena y simpática, pero el final puede que sea demasiado aleccionador, aun así se disfruta mucho y a aquellos que la religión no os diga nada en vuestra vida o aquellos que tengáis vuestra fe tambaleándose por las dudas, os recomiendo mucho su visionado, lo mas seguro es que dejéis de creer. Avisados quedáis.
Larry Charles (Borat, Bruno) dirige este documental contando con la cara y voz de Bill Maher, conocido humorista estadounidense por su monólogos haciendo mofa de la religión. Maher viajara por el mundo para entrevistarse con todo tipo de religiosos, desde una capilla para camioneros, hasta el muro de las lamentaciones en Jerusalén, pasando por el Vaticano y con parada en los telepredicadores americanos. También entrevistara a un par de científicos (uno de verdad, el otro de pega) a los que sacara los colores con excesiva facilidad. Mención especial merece un senador de los EEUU que el solito se deja en evidencia, así como un debate televisivo de varios políticos americanos que pone los pelos de punta. A saber, la docena de políticos en un escenario, el presentador pregunta "¿Quien de aquí no cree en la evolución?" Al menos cuatro levantan la mano, en ese momento sentí lastima y miedo.
Judíos ortodoxos, musulmanes, cristianos, mormones, cienciólogos, todos reciben de buen agrado al cómico pero no todos lo despiden con buena cara, bueno los cienciólogos y los mormones ni le reciben, Maher es conocido y su fama le precede. Con unos judíos que fabrican aparatos para hacer trampa en el Sabbat (el día de descanso judío no pueden trabajar, lo que incluye atar o desatar cordones, pulsar botones, utilizar electricidad o hacer fuego) uno de los judíos a la espalda del cómico le llama gilipollas, pero la cámara lo graba y así queda retratado. Los islamistas tampoco acaban muy a buenas con el cómico, pero al menos no le insultan, y sorprendentemente con el único que acaba teniendo una charla amistosa y muy agradable es con un sacerdote católico que esta a las puertas del Vaticano (del que acababan de expulsar al equipo de rodaje) Allí este sacerdote pone a parir a su propia iglesia, al propio Vaticano y muchas de las doctrinas absurdas que se sacaron de la manga como lo de que la homosexualidad es un pecado.
El documental además muestra las muchas similitudes que hay entre todas las religiones, dejando claro que todas beben de la misma historia o mito. Empieza de una forma amena y simpática, pero el final puede que sea demasiado aleccionador, aun así se disfruta mucho y a aquellos que la religión no os diga nada en vuestra vida o aquellos que tengáis vuestra fe tambaleándose por las dudas, os recomiendo mucho su visionado, lo mas seguro es que dejéis de creer. Avisados quedáis.