domingo, 3 de abril de 2011
MANIAC COP 2
Pues no, esta vez la cosa no les sale tan bien como en la anterior.Repiten Larry Cohen en la producción y el guión, y William Lustig dirigiendo (que, para la ocasión, se luce un poco más). El film denota un mayor presupuesto gracias sobre todo a unas pocas -bastante- espectaculares persecuciones. Y claro, hace gala de algunos "momentos Cohen" muy potentes, como la secuencia en la que los policías que practican tiro comienzan a recibir balazos desde detrás de las dianas (lo que da pie a un cacho que, aunque guapo, resulta muy deudor de "Terminator") o el clímax final, con el poli maníaco cumpliendo su venganza, a pesar de estar envuelto en llamas.También esta vez Larry Cohen se esfuerza en ofrecernos una historia estructurada de modo que evite clichés e ideas previsibles, con sus gotas subversivas... sin embargo, como decía, la hazaña no se repite. De hecho, abundan los personajes desaprovechados (el poli interpretado por Robert Davi podría haber sido un pseudo-"Harry Callahan" cojonudo, pero no se le explota lo suficiente) y otros que molestan (la relación entre el poli asesino y un estrangulador que asola los clubs de striptease no convence demasiado). ¡¡Coño, si hasta hay una sierra mecánica y todo, a la que no le sacan nada de jugo!!.Por lo demás, pues un poco lo mismo: Robert Z´Dar "vuelve de la tumba" para seguir vengándose de todo dios. Sorprendentemente los primeros en caer son los supervivientes de la anterior epopeya, sí, Bruce Campbell (¡¡argh!!, como duele eso!) y Laure Landon (yupi!). Así pues, el marrón pasa a las manos del poli duro interpretado por Davi y una psicóloga. Como decía, el maniac cop se asocia con otro maniac que le ayudará a regresar a la prisión de Sing Sing para machacar a los reclusos que lo convirtieron en lo que es.En fin, tampoco es una nulidad completa, claro... se puede ver si no tienes nada mejor que hacer, pero sin prisas. Como sabéis luego hubo una tercera de la que el propio Lustig reniega. Tal vez la vea... nunca se sabe.Ah! y sale Michael Lerner.
Naxo Fiol