Decido revisar esta película seis años después de haberla visto por primera vez y un par de veces. Tampoco es la primera vez que escribo unas líneas sobre ella, ya le dediqué algunos torpes renglones en su momento. Y me sigue encantando, y me siguen entusiasmando según que “Freaks”. Además, es una prueba fehaciente de que si ya en 2004 –que conste que yo si defiendo algunos tipos de telebasura- se acusaba a la televisión de ser una mierda, ahora, con tanto canal, con tanto TDT, si que la televisión es una autentica mierda. Antes al menos teníamos cuatro furcias, tres maricones y cinco o seis retrasados mentales para reírnos de ellos, teníamos unos “entertainments” de maneras y éticas mas o menos cuestionables como eran Javier Sardá o Javier Cárdenas, pero ¿Ahora?, ¿Qué coño es lo que tenemos ahora? Nada más que estúpidas rifas para timar a los televidentes y porno soft de quinta categoría.
Y en aquellos, aun recientes, pero ya lejanos años de euforia televisiva, con el programa “Cronicas Marcianas” dominando el “Share” a base de mostrar sin tapujos todo tipo de debilidades humanas (y todo tipo de indecencias), precisamente a Javier Cárdenas, colaborador de dicho programa, se le ocurre hacer una película de bromas, con estos freaks que amenizaban las noches televisivas, como principal reclamo, victimas y/o verdugos de las bromas de cámara oculta ( o no) que el periodista filmaría en Mini-DV. Nada nuevo, las películas de cámara oculta ya existían; los Austrialanos eran expertos, y Manuel Summers había conseguido grandes éxitos de taquilla con cosas como TO ER MUNDO E GÜENO, o TO ER MUNDO E MEJÓ.
La campaña televisiva a la que fue sometida la película, así como las querellas que algunos de lo protagonistas de la película, interpusieron contra su director, la convirtieron en un éxito.
Y vista hoy, la cosa está entretenida, por supuesto, pero nos damos cuenta de lo efímeras que son las cosas. Ya nadie se acuerda de “La pitonisa Lola” o del maravilloso Joan Antoni Estades de Montcaire i Bisbal. Carmen de Mairena caló hondo y por eso su recuerdo aun pervive, pero no tardara en sumirse en el mas absoluto de los olvidos. Y claro está, que como estos personajes ya no están de actualidad, las bromas que protagonizan han perdido gracia (que no fuerza… recuerden que Paco Porras, casi muere en el mar, remolcado por una lancha motora), porque dichas bromas tienen mucho que ver con lo que estos pobres retardados nos ofrecían en la pequeña pantalla.
De todas formas, la película me sigue pareciendo una obra maestra del humor cafre, y sigue teniendo un lugar de honor en mi dvdteca, pero llego a la siguiente conclusión; dentro de unos quince años, ¿Cómo quedará esta peli en el recuerdo?, un individuo que la vea de primeras, sin saber absolutamente nada de los personajes que la protagonizan, ¿Qué opinará sobre ella?, pues probablemente, ambas cuestiones se respondan con otra pregunta; ¿Esto que cojones es?
No obstante, como película, si la desparejamos de su pareja, la televisión, si que con el tiempo, puede llegar a convertirse en “aquella extraña película de bromas que protagonizaban cuatro retrasados mentales de la televisión de aquellos años”. O al menos, eso espero.
Por cierto, acojonante la intervención de Carlos Pumares, haciendo una acertada crítica de la película PEARL HARBOUR: “Te cuenta una derrota, como si fuera una victoria”.