Mis sucias retinas, ya están contaminadas y acostumbradas a todo tipo de infectos Films. Hay días, que tengo la total seguridad de que nada me va a sorprender. Gracias al cielo, esto nunca es así. Por los motivos que sean, siempre acabo dando con aquella película que me haga abrir bien los ojos, abrir la boca y llevarme las manos a la cabeza. GORILAS A TODO RITMO, es la astracanada mas grande que he visto en lustros. Es una estupidez supina. No concibo que alguien quisiera llevar a buen puerto una chorrada tan grande como esta. Y lo que es más gracioso, con unos niveles técnicos, nada desdeñables para lo que suelen ser estas cosas.
Una fotógrafa de acción, es enviada a la selva, con el fin de encontrar a un tal Freddy, un individuo que años atrás tuvo un accidente aéreo y se quedó allí convirtiéndose en una especie de Tarzán. Durante el periplo, La fotógrafa topa con una especie de aventureros/mercenarios, que se ofrecen a llevarle al lugar donde se supone está el “Tarzanete” de marras, pero con la verdadera intención de cazar gorilas.
A priori, el argumento no es para nada desquiciado, o delirante, pero los diálogos, situaciones y chistes que se suceden entre medias, si que lo son, pero además, llevados al extremo en cuanto infantilismo y tontería.
Para empezar: Los gorilas a los que hace alusión el título; son señores disfrazados, pero además sin ningún tipo de disimulo, y cada vez que estos hacen acto de presencia, suena una musiquilla humorística que acompaña sus cucamonas, con lo que queda patente, que la intención es la de que este hecho haga gracia. En otra secuencia, en plena expedición, la fotógrafa y el líder de los mercenarios se topan con un enorme negro de tribu con el atavío correspondiente que se está partiendo el culo. Este momento me hizo especial gracia, por lo demencial del asunto: El negro se queda mirando al mercenario y le dice “Por favor, quédese con mi mujer” y acto seguido, comienza a contarle chistes de lo mas machistas y políticamente incorrectos. “Quien es este payaso”, dice el mercenario. Por otro lado, el tal Freddy –presente en el título internacional de la película, FREDDY OF THE JUNGLE- es un viejecillo hecho polvo que saca moya teniendo nada más que pellejo, y que se dedica a hacer shows selváticos para los turistas. Las cotas de surrealismo se multiplican, cuando comprobamos que cuando nuestro protas llegan al poblado, este representa una corte romana llena de amazonas con toga y todas esas parafernalias. Añadan a esto, diálogos estúpidos, montones de imágenes de archivo sacadas de algún documental, el grupo de mercenarios que parecen los “Village People” (uno con parche, un indio, y un tartamudo, son los mas destacados), un poco de destape y situaciones tan tontas, que son inenarrables. Todo esto, bañado con la historetita de amor de turno entre la fotógrafa y el hijo del Tarzán hecho polvo, que si se la hubieran ahorrado, eso que hubiera ganado la película.
En definitiva, la chorrada mas grande que ha parido madre. Hay que verla, pero si no se ve, tampoco pasa nada.
Rodada en Miami, montada con brío, no del todo mal dirigida y presumiblemente rodada en Inglés, en el reparto tenemos a Victoria Vera como la fotógrafa, el mitiquísimo Frank Braña como el jefe de los mercenarios o Alejandro de Enciso (MIL GRITOS TIENE LA NOCHE, MARTES Y 13 NI TE CASES NI TE EMBARQUES) como el mercenario tartaja.
Dirige la función, un tal Sebastian Almeida, un hombre de cine, sin demasiados trabajos destacables, según Imdb.