domingo, 18 de septiembre de 2011

LAGRIMAS DE MADRE Y EL SUFRIMIENTO DE UNA HIJA

A punto he estado de no escribir esta reseña, porque a fin de cuentas, voy a decir lo mismo que de las otras películas peruanas que llevo vistas. O sea, que me ha encantado.
La historia es la de siempre. Una madre muy enferma, con un hijo borracho, que tras morir esta se vuelve bueno, pero ya es demasiado tarde para enmendar las cosas. Ok, lo habitual en esta “Saga de los sufrimientos”. La novedad está, en que aquí se introduce, además, una hija adolescente que hace las veces de figura cabal dentro de la historia, y que por supuesto, es violada, golpeada y vilipendiada.
A eso, esta vez hay que añadirle un fuerte componente religioso. Los protagonistas, después de tanta desgracia, acaban convirtiéndose, con la ayuda de un pastor, al catolicismo más diabólico. Da igual lo que hayan sufrido, si al final quedas en Paz con Dios. Lo raro, es que esta actitud que tanto va con las gentes del Perú, hasta ahora solo se haya manifestado en esta película.
Increíble el cenit de la película, con una secuencia de entierro, acompañado de llantos de las féminas de la familia que ha perdido una madre, de más de diez minutos de duración.
Detecto, en este visionado, cierto saber hacer en las labores de edición, y ciertas maneras del cine más pedante, artístico y con contenido social, aunque su director, tan solo intentaba hacer una película al uso, y al servicio de los gustos de las buenas gentes de los Andes.
Bien, entretenida, con las consabidas dosis de humor involuntario, que a fuerza de acostumbrarse a este tipo de cine, ya no resulta ser tanto el humor, y como viene siendo habitual, no defrauda.
¡Que viva el cine peruano de provincias!