Tardía secuela de DESPEDAZATOR, esa pequeña e incomprendida joya del "trash" con más babas y blandiblub que sangre, que con 22 años de distancia entre una y otra, toma como referencia los sucesos acontecidos en la primera parte para sacarse de la manga un historia de corte post-apocaliptico al estilo "Matthesiano", que desde luego poco o nada tiene que ver con aquél festival de gore y sustancias verdes que era DESPEDAZATOR.
Por un lado, somos testigos de como algo verde proveniente, posiblemente del espacio, destruye la humanidad. Pasa un tiempo y los supervivientes tienen que buscarse cobijo y comida para subsistir. En una de estas, una pareja se mete en una especie de refugio donde entabalarán amistad con otra pareja, y descubrirán una estantería con montones de botes de algo que parece yogurt. Este yogurt, es la sustancia que en la primera película tomaba el prota y le convertía en ese ser viscoso y repulsivo, que acababa matando a todo quisqui. Bien, pues a nuestros protas les pasan efectos parecidos, hay alguno que incluso se desace completamente dentro de una bañera. Y aunque, si, hay gore y babas, estos utilizan esta viscosidad, para defenderse de los ataques de otras bandas que quieren sobrevivir. Todo es asunto, es bastante menos repulsivo y agresivo que en su predecesora.
La gracia está, en que hay una sub-trama en forma de Flashbacks, en la que la acción se traslada a los años 50 -y en blanco y negro-, y se nos va desvelando el origen de todo el embolao de la sustancia verde, con una prostituta y un predicador como protagonistas.
La cosa, no está mal del todo. Sin embargo, siendo DESPEDAZATOR una película llena de humor (mucho del cual era involuntario) llena de fallos y con una realización bastante torpe, SLIM CITY MASSACCRE, es todo lo contrario. Hace gala de una seriedad pasmosa, el sentido del humor brilla por su ausencia y pese a estar filmada en vídeo y posiblemente, con menos medios que la que le precede (que ya eran escasísimos), está bastante bien rodada, con un acabado muy decente. En su contra decir, que la película se toma demasiado en serio a sí misma, y que los efectos gore están bien, pero para meter un C.G.I. tan pobre y de tercera división como el que puebla la película, mejor que no hubieran metido nada de eso.
No obstante, al principio de la película, aparece Lloyd Kauffman haciendo un cameo, a su estúpido estilo de siempre, para que ponga la nota humorística, y sobretodo, y esto si que es un guiño gracioso, hay que decir que al director Greg Lamberson, le debió de hacer mucha gracia el título con el que se le conoce a SLIM CITY (titulo original de su primera película) en su edición española, porque en un momento de la película, uno de los actores saca un enorme tablero de madera, en el que a modo de graffiti pone "Despedazator" bien grande y visible, y ese tablero ya no se mueve allí el resto de la película.
Es lo que tiene ser un director de estas caracteristicas, que estás al loro de lo que ocurre con tu peliculita en otros países, y te puede hacer más o menos gracias, pero te enteras.
Lamberson, tiene una carrera como director y productor (de su producto) bastante discretita, pero la mar de simpática.