Los que saben dicen que la felicidad no es un estado permanente, sino un seguido de pequeños momentos. Aceptando esa teoría, ayer noche tuve un pequeño momento de felicidad compuesto por los siguientes elementos: copia original en VHS de película "de terror" ochentera (1984, para ser exactos). Bol con palomitas recién hechas. Vaso de refresco. Sofa. Tele. Vídeo puesto en "play". El refresco era cocacola, las palomitas popitas y la peli "La noche del cometa". Obviamente, el momento de suma felicidad se produjo cuando todo el proceso se inició (hacer las palomitas, llenar el vaso, poner la cinta)... porque a los 25 minutos, ya se había esfumado. Sí, tenían razón, la felicidad es efímera.
¿Hubiera sido más extenso con una peli mejor?, es probable... pero ya sabía a lo que me exponía. Vi "La noche del cometa" hace unos cuantos muchos años, y desde entonces que nunca tuve intención de repetir. ¿Motivo?, que en aquellos tiempos me pareció una mierda insufrible. Pero hace un par de días mi buen amigo Pajarillo me cedió amablemente unas cuantas pelis en vídeo, VHS y Beta (y que irán saliendo por aquí poco a poco) y una de ellas era "La noche del cometa". Una vocecilla interior me dijo: "Ya irá siendo hora de que le des una segunda oportunidad". Pues venga, palante.
La idea de partida es cojonuda: Un cometa se acerca a la tierra, no es que se vaya a estrellar contra ella, solo que cruzará tan cerca que en nuestro planeta se supone todo un acontecimiento, así que aquella noche la peña sale a la calle dispuesta a gozar del espectáculo. De pronto el cielo se tiñe de rojo y la gente comienza a sentirse mal. Al día siguiente, con el cielo aún enrojecido, la mitad de la población se ha convertido en polvo, y la otra mitad en zombies caníbales (pero que hablan y piensan... también corren, solo que eso ha dejado de ser raro). Un par de chavalas, hermanas, y un camionero a los que el cometa no les afectó por motivos varios, lucharán por sobrevivir mientras un grupo de científicos les hacen la puñeta.
Que sí, que suena guay... el problema en este caso es el cómo juegan con los elementos, y ahí no atinan. Las hermanitas protas son genuinamente irritantes y odiosas. Especialmente la más jovencita, que por rica que esté, parece gilipollas. Retrasada diría yo. Han presenciado el fin de la humanidad y salvo un susto inicial, están tan contentas y lo único que les preocupa es quién se follará al camionero. Vale, me podrían decir ustedes que la peli es en parte comedia, algo -se supone que- muy propio del cine de terror de la década (idea esta que no apruebo/comparto del todo), pero si esa era la intención de los responsables, entonces su sentido de la comedia deja mucho que desear, ya que está fatalmente integrado y no hace puta gracia. Encima, en un esforzado intento por sacarse de la manga un producto básicamente destinado a adolescentes, más de la mitad de la banda sonora son aborrecibles canciones horteras de la década (la más conocida, y soportable, es "Girls just want to have fun" de Cyndi Lauper) que suenan incluso en momentos de tensión, por lo que se cepillan todo posible dramatismo. El gore es totalmente nulo y olvídate de desnudos o copulajes. El final, directamente es una pedazo de mierda gigantesca en la que, en apenas 15 minutos, cometen otra vez todos los errores que han ido cometiendo a lo largo de la peli entera, por lo que es pa pillar al director y ahostiarle gustosamente.
Este responde al nombre de Thom Eberhardt (también guionista) y en su curriculum damos con títulos como "Capitán Ron", la más que potable "Sin Pistas", varios episodios de la simpática serie "Parker Lewis nunca pierde" o la interesante "Único Superviviente". Resumiendo: que se dedique a la comedia o al terror, que se le dan bien, pero que no vuelva a juntar ambos porque... no, ahí la cosa se tambalea. Uno de los productores del film es nada menos que el polifacético hombre de cine Wayne Crawford. Y en el reparto, junto a dos actores de culto como Mary Woronov y Geoffrey Lewis, tenemos a Catherine Mary Stewart (la chica de "Este muerto está muy vivo") y Kelli Maroney (que se convertiría en una especie de "scream queen" gracias a su pelo rubio, sus tetazas y sus labios -de arriba- carnosos saliendo en pelis como "The Zero Boys", "Killbots", "Vampiro del espacio" y otras de Jim Wynorski. Puedes verla en tetas contorneándose lista para un pajote en "Scream Queen Hot Tub Party"). Junto a ellas, Robert Beltran, que yo había visto previamente en "¿Y si nos comemos a Raul?" junto a la Woronov.
Tal vez "La noche del cometa" no sea la mega-ñorda que parece tras leer este texto (de hecho, se la considera un cult-film), pero sí se trata de una cosa muy mediocre, de ver y olvidar a velocidad de la luz y otra prueba fehaciente de que en los 80 no todo el cine fantástico que se hacía molaba.