Secuela para el mercado del dvd y la televisión por cable de la película “Juegos Salvajes” de 1997. un thriller erótico de baja estofa, con el que su director, John McNaugthom, responsable de “Henry, retrato de un asesino” y de una de las mejores comedias de los noventa, “La chica del gangster”, dejó de ser uno de los directores con más proyección de Hollywood, para pasar a ser uno de tantos directores relegados al ostracismo.
Sin embargo, Sony Pictures en un intento de llenar la programación de alguno de sus canales, decide poner en marcha una secuela, que absolutamente nada tiene que ver con la que le precede, aunque el póster y/o carátula de la cinta, si evoque directamente a la película original… al menos en aspecto.
Naturalmente, el motivo por el que yo decido ver esta película, ya que la primera parte tampoco es que fuera una peli que yo tuviera en alta estima, es que la dirección de esta fue encargada a nuestro amigo, prologuista de nuestro libro “Malas pero divertidas” y director de “Megashark vs. Giant octopus”, Jack Pérez.
Y obviamente, es un trabajo que aunque me pese, porque Perez es un tipo que me cae muy bien, a pesar de una cuidada fotografía y de un acabado técnico más que notable, hace aguas por todos y cada uno de sus lados. Es un autentico coñazo.
Por un lado tenemos una trama entre liosa, confusa y estúpida, en la que una tiparraca hace la vida imposible a una compañera de universidad, alegando que su madre era una puta y que se casó con un millonario por pasta. Más tarde, ambas se enrollarán. Y más tarde, harán un trío con un médico forense que acude a dar clases a la universidad, mientras un detective negro investiga una serie de crímenes, relacionados (o no) con todo este folleteo.
Una cosa simplona que no interesa por mucho que nos empeñemos.
No hay que olvidarse del gancho erótico de la franquicia. Si en “Juegos Salvajes” el reclamo era ver a Matt Dillon liándose en la piscina con Neve Campbell y Dense Richards, aquí se ven obligados a incluir gratuitas escenas eróticas con el fin de justificar su supuesto erotismo. Pero es que el destete, rompe con el ya de por si maltrecho ritmo de la película. Además, las protagonistas, de enormes pechos neumáticos, redondos como pelotas de playa, sin ser ni estrellas de Hollywood ni nada que se le parezca, se deberían andar con remilgos y no se cortaron a la hora de imponer sus condiciones, porque lo cierto es que todas ellas tienen dobles de cuerpo, que dan muy mal el pego, porque es de juzgado de guardia que una actriz que debe usar una 110 de sujetador, cuando se lo quita, resulta ser plana como una Grace Jones cualquiera. En cualquier caso, el folleteo es lo de menos, y no pinta nada.
Mala, malísima, de visionado denso y cansino, de un interés nulo y de un torridísmo igual a cero. Solo apuntar, que me hizo falta dios y paciencia para acabar el visionado completo, eso si, dando muchas vueltas en mi maltrecha butaca.