Sinceramente, comienzo a estar ya un poco hasta los cojones de acumular tanta cinta. Como digo, un buen puñado de todas ellas no tienen ningún valor... ni tan siquiera como regalo, ya no digamos para intercambio o venta. Su único destino lógico es el horno crematorio. De momento las mantendré en mis aposentos, veré algunas, escanearé las caratulas de otras y hasta puede que ripee las más potables... pero luego... ya se verá.
Hasta entonces, regálense los ojos con las imágenes que siguen pues, como decía arriba, podría ser la última vez.