Tanto si hablamos de comic nacional como internacional, es un hecho que el estupendo "Superlópez" de Jan está entre los primeros puestos de la lista. Probablemente, si nos ceñimos a España, seguro que la encabeza.
De chaval era super-fan de esta versión patria y coñera de "Superman", eran esa clase de comics que lees y relees sin cansancio una y otra vez. Y, como les pasó a muchos, Jan me influyó mogollón cuando se trataba de pillar el boli y ponerse a hacer garabatos. Además, tuve la suerte de vivir en pleno apogeo lo que se conoce de modo oficial e indiscutible como la mejor etapa del personaje. Sus primeros nueve álbumes, hasta aquel mítico "La gran superproducción" que tantos recuerdan con cariño. El que le siguió, el del viaje al centro de la tierra, ya comenzaba a mostrar flaquezas, que se fueron incrementando de modo grave y exagerado hasta nuestros días.
Hoy por hoy, "Superlópez" no vale una mierda.... es muy malo... incluso gráficamente Jan pilló un desvío que nunca me ha gustado. Pero todo eso es perdonable si nos ceñimos a los álbumes del 1 al 9. Pequeñas joyas, dignas de tener en una vitrina... o, al menos, en un armario, como es mi caso.
De chaval era super-fan de esta versión patria y coñera de "Superman", eran esa clase de comics que lees y relees sin cansancio una y otra vez. Y, como les pasó a muchos, Jan me influyó mogollón cuando se trataba de pillar el boli y ponerse a hacer garabatos. Además, tuve la suerte de vivir en pleno apogeo lo que se conoce de modo oficial e indiscutible como la mejor etapa del personaje. Sus primeros nueve álbumes, hasta aquel mítico "La gran superproducción" que tantos recuerdan con cariño. El que le siguió, el del viaje al centro de la tierra, ya comenzaba a mostrar flaquezas, que se fueron incrementando de modo grave y exagerado hasta nuestros días.
Hoy por hoy, "Superlópez" no vale una mierda.... es muy malo... incluso gráficamente Jan pilló un desvío que nunca me ha gustado. Pero todo eso es perdonable si nos ceñimos a los álbumes del 1 al 9. Pequeñas joyas, dignas de tener en una vitrina... o, al menos, en un armario, como es mi caso.
Como decía antes, tuve la gran suerte de vivir la época dorada de "Superlópez" en la edad adecuada. Y fui lo suficientemente listo de conservar todas aquellas ediciones originales de "Bruguera" en bastante buen estado. Bien... todas menos una, el número dos, la primera de las dos dedicadas al legendario "Supergrupo" (y que ahora alguien intenta relanzar... con otro dibujante y unas maneras más modernas, miedo me da, aunque ¿¿quién no ha querido siempre saber más de las hazañas del entrañable "Capitán Hispania"??). Por lo visto, el "sobe" al que sometí aquel tebeo fue tan extremo, que acabé destruyéndolo y perdiéndolo. Mi colección de "originales de la etapa Bruguera" andaba coja. En el año 2002 vi que los habían reeditado todos, y pensé "Bueno, al menos lo tendré y podré leerlo", así que lo compré.
Y sí, disfruté mucho de su lectura, y sus dibujitos, pero claro, cuando los juntaba todos... es decir, los originales de la época y la reedición, quedaban así de mal...
Sin embargo, ayer Viernes se produjo el milagro.
De modo imprevisto me animé a adentrarme en el famoso mercadillo barcelonés de los "Encants". Y mirando mirando, me detuve en una paradita llena de comics. La verdad es que buscaba los de "Juez Dredd" de Zinco/MC, pero lo que me encontré fue... con esto...
¡El número 2 de la colección de "Superlópez" original!, con el sello "Bruguera" y en un estado muy notorio. No le faltaban páginas, las portadas las tenía completas.... por dentro se veía limpio y legible .. ¡caray!, ¡que suerte la mía!... a ver cuanta pasta me pide el tipo de la paradita. ¿Cuánta?, un simple euro. ¡¡El puto tebeo "perdido" -para mi- de "Superlópez" por un maldito euro!!. No hace falta decir que lo compré sin dudarlo y, feliz como una perdiz, lo primero que hice al llegar a casa fue meterlo junto al resto del álbumes a ver cómo quedaba la reunión familiar.
Y, joder, ya me diréis si no es mejor y más bonito así....
Y ya que estamos, me dio por comparar esa edición original con la reedición, encontrando notables diferencias y desmejoras, aunque tal vez la más llamativa sea la "S" del pecho. Originalmente "Superlópez" llevaba esa parodia de la "S" de "Superman", pero su parecido alertó a la DC que amenazó a "Bruguera" con una demanda si no hacían algo. Así que Jan la cambió por una simple y sencilla "S" amarilla, que también mola, claro que sí. Aunque dicho cambio no se reflejó hasta "El señor de lo chupetes".
Claro, ¿qué pasa?, que para la reedición perpetrada el año 2002 decidieron aplicar ese cambio, pero solo en la portada. Si abres el comic, dentro "Superlópez" sigue luciendo el logo amarillo y rojo. Curioso dato este...
Pero las alegrías no concluyeron ahí. Seguí dando vueltas por los "Encants" y me detuve en una paradita que vendía muñecos. Suelo hacerlo porque, siempre que me acuerdo, hay dos que busco. Por un lado el de "Kiu", la infame imitación de "E.T." que nada menos Bigas Luna dirigiera para la televisión catalana durante mediados de los 80, y por otro, los "Monclis".
De los "Monclis" ya hemos hablado ANTES en este blog. Es una de aquellas colecciones que comienzas de crío y se te quedan a medias. Años después, e impulsado por la más evidente y rastrera nostalgia, decides seguir y, si es posible, terminar. Y así andamos. No es nada obsesivo, no busco por internet ni voy a páginas de coleccionismo... pero si me paso por un mercadillo, miro y, si hay algo, lo compro. Y ayer había algo en aquellas cubetas... habían unos cuantos "Monclis"... pero destacaba uno QUE NO TENÍA, el de Felipe González ataviado de emperador Romano.
Y lo cogí, y me lo llevé. Muy muy barato.
Así pues, ya tengo un "Moncli" nuevo que añadir a los que conservaba de chaval, y los que me he ido comprando recientemente. Y si los meto todos junticos en la inevitable foto-finish, queda así...
Pero no cantemos victoria Todavía me faltan unos cuantos... y seguiremos buscando. Sin prisa, pero sin pausa. Porque no cuesta nada pasarse una mañanita por los "Encants" y dejarse maravillar por todas esas entrañables antiguallas que dieron alegría y color a mi infancia y/o juventud.