¿Cómo resistirse a una comedia de acción dirigida por Albert Pyun y para lucimiento de ese cómico imposible que es Andrew Dice Clay? Por lo que a mí respecta, más por la combinación que por otra cosa, este material me la pone gorda.
Una modelo recibe un paquete que contiene un tubo, así como futurista, que contiene una flor roja. Esa flor resulta ser el “loto rojo”, una flor vital para conseguir dominar el mundo (¿??), así que una clan de chinos que van todos vestidos a lo “Kato” de “The green hornet” comienzan a perseguirla. En una de estas, ella es salvada por un portero de discoteca al que llaman “Rompehuesos”, y juntos intentarán parar a este clan de ¡Monjes Shaolin! al que los protagonistas confunden con ninjas Japoneses. ¡Ah! Y perdonen por el spolier, pero es que si no lo digo reviento. Al final, el “loto rojo”, resulta ser una flor normal y corriente y totalmente inofensiva.
Graciosa a más no poder, la película no es más que una muestra de lo que con pocos duros y el reparto adecuado, puede llegar a hacer Albert Pyun, que está muy bien donde está, probablemente forrado e importándole tres pitos todos los rollos de los grandes estudios. Bien asentado en la serie B, Pyum, desde luego, no es un manazas, sabe como hacer una película, y en esta saca el máximo partido a todo lo que tiene.
Para empezar la película está rodada con solvencia, montada con habilidad, con miles de planos excelentemente montados y entretenida a más no poder. La trama es estúpida de acuerdo, pero recordemos que estamos ante una peli para lucimiento de Andrew Dice Clay y por lo tanto, todo en la película está diseñado para que el pueda soltar sus chascarrillos. Y eso Pyum lo sabe… y lo aprovecha al máximo.
La película llega en buen momento, justo un par de años de “Las Aventuras de Ford Fairlane”, de hecho, si no fuera por la profesión del protagonista, si te dicen que es una secuela de la de Renny Harlin, te lo crees, porque con mucha menos pasta “Noches de fuego” sigue los patrones de Ford Fairlane. Chistes malos, Acción, macarreo y fardadas.
De hecho, hay que ser macarra para vencer a los mojes shaolin, adiestrados en el templo, con su kung fu indestructible, a base de puñetazos y patadas en plan garrulo, como lo hace aquí Andrew Dice Clay ¡No hay un dios que se lo crea!, pero lo vemos gustoso, y disfrutamos con las coreografías que se han diseñado a la medida de Clay.
Funciona la sencillita historia, funciona la acción, funciona la comedia, y como, no, funciona Andrew Dice Clay.
El pobre Andrew Dice Clay, sin embargo, tras la película, poco más se prodigaría en cualquier tipo de pantalla. Clay resulta ser el cómico de “Stand up comedy” más agresivo, políticamente incorrecto, paleto y sin pelos en la lengua de cuantos hay en los USA. Sus chistes racistas, de maricas, del ojo del culo y de sexo con menores, le encumbraron y le dieron la oportunidad de ser estrella en “Las aventuras de Ford Fairlane”, pero estos mismos chistes son los que le han convertido en uno de los personajes públicos mas odiados de los Estados Unidos, ninguneado y vilipendiado por su actitud violenta y provocadora. Sus ataques a importantes trajeados del mundo del espectáculo, le hacen parecer en ocasiones, un luchador de Wrestling más que un cómico. Hoy sobrevive haciendo shows en locales destinados a monólogos y haciendo papelitos en telefilmes y series de televisión.
En definitiva, “Noches de Fuego” o “Brain Smasher… a love story” en los video-clubs de los Usa, es puro entretenimiento, puro ritmo, tontunas y gilipolladas, que tras verlas te quedas tan ricamente pensando “!Como ha molado esta película¡” pero que con las mismas, a los dos meses se te olvida que la has visto.
Muy recomendable.
Junto a Andrew Dice Clay, en el reparto tenemos a Teri Hatcher que correría mucha más suerte en su carrera, en parte por la serie “Mujeres desesperadas”, Yuji Okumoto, visto en “Karate Kid II”, “Fortaleza infernal II” y un habitual del cine de Albert Pyum, Tim Thomerson o Brion James. Ahí es nada.