jueves, 16 de mayo de 2013

LA NOCHE DEL CHIHUAHUA

Un joven amante de los cómics,  se traslada al nuevo piso que ha alquilado. Tras una conversación por facebook, planea una cita con una chica gótica que conoció. Justo en la noche en la que esa cita va a tener lugar, se presenta en casa un amigo, que le cuenta que días atrás fue mordido por un hombre lobo y que, precisamente esa noche, hay luna llena. Ante la incrédula mirada de nuestro protagonista, su amigo se transforma… pero lejos de parecer un aterrador hombre lobo, parece que está disfrazado de inofensivo perrito. Pronto se personarán en el piso la gótica, el hombre lobo que mordió a su amigo (y que no se transforma…) y su ex novia, en una noche en la que el enredo está servido.
La segunda película de Guillermo Grillo, financiada a base de “crowdfunding” y, a pesar de ello felizmente terminada, es una pequeña y agradable comedia dentro de los parámetros fantásticos, como acostumbra el director argentino.
Las comparaciones siempre son odiosas, y más cuando en términos presupuestarios, seguramente, los costes de esta sean bastante más bajos,  pero si la comparamos con “Fantasma de BuenosAires” lo cierto es que “La noche del chihuahua” es ligeramente inferior, pero no por ello, mala.
La película transcurre en un solo escenario, durante una sola noche. Consciente Grillo de ello, y de que una cosa así, resuelta a base de diálogos, puede llegar a cansar, apuesta por una duración de poco más de 64 minutos que dejan al espectador más que satisfecho.
La escena Argentina, que se prodiga sobretodo por pedantes co-producciones Hispano-argentinas, protagonizadas casi siempre por Ricardo Darín, está encorsetada del todo, y cuando nos referimos al cine independiente de género, siempre se apuesta por la exageración, el gore mal entendido y el humor cafre. Sin embargo, el cine de Guillermo Grillo resulta un oasis en el desierto. Rueda con poco una comedia de hombres lobo. No tiene dinero para el maquillaje, así que soluciona esto poniendo al actor una peluca, unas orejotas, unos colmillos y unos hocicos de pega; en definitiva, un disfraz. Pero lo grande, es que no se excusa por ello. Utiliza ese disfraz como parte del humor de la película y se construyen gags alrededor de su ridículo aspecto, lo que no deja de ser una muestra de honestidad, y de saber esquivar los contratiempos presupuestarios…hasta tal punto que es el horripilante disfraz lo que da título a la película.
A parte, esta recoge, con sus situaciones y diálogos, el espíritu del vodevil, que si en nuestro país representaban las películas de Mariano Ozores, en el suyo lo  representaban las de Olmedo y Porcel, con todos esos personajes entrando, saliendo y hablando en un solo escenario. Sin embargo, inexplicablemente rodada en blanco y negro, también se asemeja, por los mismos motivos antes explicados, a los indies Americanos, más concretamente al primer Kevin Smith y sus peroratas, lo que según se mire, no sería tan acertado, dado el contexto cómico y disparatado de la obra.
Con todo, estamos ante una película entretenida, dicharachera y, sobretodo, nada pretenciosa, lo que ya es mucho decir dentro de la cinematografía Argentina, todo ello servido de la mano de uno de mis directores Argentinos favoritos desde Hugo Sofovich.
Para sacar sus propias conclusiones, el director ha colgado en youtube, para deleite de todo el público, la película completa, así que si quieren verla, no tienen más que clickar aquí.