Por otro lado, el muchacho toma contacto con su novia de
cuando era un jovencito y de la que está muy enamorado, lo que le traerá muchos
problemas con el marido de esta.
Todo se solucionará de la manera más extraña e inquietante.
Años llevaba yo queriendo volver a ver “Yo la vi primero”,
hasta que, por fin, alguien la ha colgado en internet para regocijo de unos
cuantos.
Y es que en plenos años 80, dieron un pase de la película
por televisión, que marcó, y mucho, a todo jovenzuelo que la vio en su día. Naxo y servidor entre ellos. Y es que contiene una escena del todo
aterradora, y más si la ves a tierna infancia: El protagonista, tiene un sueño.
En el, vemos a la niña de la que está enamorado jugando en el parque. De
repente, una mano surge de lo alto de un árbol, engancha a la cría y la sube a lo alto de la copa. Una vez arriba, y ante la mirada del protagonista,
el señor de la mano misteriosa, que resulta ser el marido de la niña en versión adulta, ni
corto ni perezoso le arranca el brazo y comienza a devorarlo con
fruición. Esa escena nos marcó para siempre y durante todos estos años la hemos recordado como una de las cosas más
aterradoras vistas en una pantalla… hasta que la volví a ver anoche.
Obviamente, el mal rollo que causa sigue vigente, pero como en todo momento se
nota que es un pedazo de muñeco lo que el señor se lleva al árbol, y que está
todo hecho de manera muy cutre, ya da risa
más que otra cosa, pero ahí queda.
Por lo demás, se trata de una película muy setentera
dirigida por Fernando Fernán Gómez, que se marca, no obstante, una historia
rara de pelotas. Interpretando a este niño grande tenemos a un increíble
Manuel Summers, que tiene todas las expresiones propias de un chaval de 7 años, y
la verdad que lo hace muy bien.
Curiosamente, la historia y el guión son obra del humorista
gráfico Chumy Chumez, y una vez sabido esto, le vemos hasta coherencia al
extraño y “malalechero”argumento.
El reparto encabezado por Summers (más conocido como
director que como actor), es también de lo más variopinto, contando con el
director Leon Klimovsky como padre del niño, Emilio Fornet, Irene Gutierrez
Caba o el propio Fernán Gómez.
Una película única en el cine español, que obviamente,
traumatizará a todo niño que la vea, pero que a los adultos que la vimos siendo críos, nos provoca, al menos en mi caso, cierta incomodidad, a pesar de corroborar que, en realidad, lo del señor comiéndose a la niña no era para tanto.