Bien instaurados a
partir de los años setenta en la piel de toro, sin embargo, sus
películas son todas sudamericanas y anteriores a la etapa por la que todos los
recordamos.
Así pues, la primera película de “Los payasos de la tele”
data de 1948, es de procedencia Mexicana y se titula “El nieto del zorro” y la
que nos ocupa, segunda y ya acreditados como Gabi, Fofó y Miliki,
“Tres bárbaros en un Jeep”, de procedencia Cubana y de 1955, una prueba
viviente del talento de los payasos.
Cuenta una trama vodevilesca en la que, estando en el
ejercito Cubano, el teniente Gabi ordena a sus reclutas Fofó y Miliki que encuentren
un jarrón en cuyo interior se encuentran unos documentos de gran importancia.
Juntos pasarán por todo tipo de vicisitudes, hasta que la cosa se resolverá de
la manera más tonta, como nos
acostumbrarían años después con sus sketchs.
Está claro que en esta obra primigenia de los payasos, se
les ve igual se sueltos que cuando los veíamos por la tele 30 años después, si
bien es cierto que para la ocasión su humor físico es muy deudor del cine mudo y
del “slapstick”, en lo verbal se trata exactamente el mismo que
usaron, y que usan hoy sus descendientes en sus shows circenses; trabalenguas y chistes de tipo: “- Son ustedes unos músicos consumados… - Si, consumados, conrestados,
conmultiplicados y condivididos.”. Un tipo de humor que pese a ser una película
de tercera de los años 50, a mí por lo menos me funciona.
Sin embargo, la peli es torpe, básica y con un serio
problema de ritmo. Además hay que decir que, salvo un par de buenos gags y un
par de numeritos musicales por parte de los payasos, es un coñazo
de padre y muy señor mío que se aguanta gracias a sus protagonistas. Eso si, a
duras penas.
La gracia de “Tres Bárbaros en un Jeep” es el poder ver a
Gabi, Fofó y Miliki ( Fofito era un bebé, Milikito y Rody, aún no habían nacido…
y lo hicieron ahí, en La Habana…) de veinteañeros, vestidos de una forma
totalmente distinta a como los conocimos nosotros y haciendo exactamente lo mismo
que han hecho siempre.
Una curiosidad absolutamente entrañable.
El director de esta joya olvidada es Manuel de la Pedrosa,
uno de los directores clásicos del cine Cubano, que como todo director Cubano
que se precie de serlo, tiene una filmografía muy cortita… y aún así, es uno de
los que más películas tiene en su haber.
Años más tarde, ya con Fofito de adolescente, y en
Argentina, los payasos rodaron sus películas más populares, “Había una vez un
circo” y “Los Padrinos”. Lo raro es que no los cogiera por banda Javier Aguirre
o Luis María Delgado.