sábado, 20 de julio de 2013

FRESH KILL (RECIÉN ASESINADO)

Ayer tuve un día bien bueno. Básicamente me dediqué a repasar el dvd recién editado de "Al Pereira vs. the alligator ladies" del que, como saben (o así deberían), formo parte junto al compañero Víctor. Gocé tanto repasando su contenido extra, que por la noche me animé a visionar la película del desaparecido Jess Franco que lo enmarca. Tal era mi estado de positividad, que me la zampé entera, sin usar "fast forward" alguno, y la disfruté de verdad. Es más, estoy pensando seriamente en no volver a verla nunca jamás para no jorobar tan grata sensación. Claro está, tanto buenrollismo predispuesto ayudó mucho a que disfrutara una peli que, en otros momentos, otras circunstancias y otras dimensiones, es tan dura de roer como un cacho de pan reseco. Terminada la epopeya franquiana, me dije a mi mismo: "Sería el momento ideal para ponerme otra de esas que normalmente esquivaría por pura pereza". Rebusqué entre mis dvd´s y localicé el ripeo de una cinta Beta aún inédito para mi, el de "Fresh Kill", subtitulada para la ocasión como "Recién asesinado" (producción del año 1987).
¿Que porqué semejante cosa se encontraba entre mis visionados pendientes?, pues una de las razones era quién se ocultaba tras ella, el imbatible "team" formado por Joseph Merhi y Richard Pepin, un par de mastuerzos que en los años 80 llenaron los video-clubs de las más defecantes series Z (con especial interés en los thrillers urbanos) y de los que ya hemos hablado en este blog en alguna que otra ocasión. Añadan a ello el aún fresco recuerdo de haber visto esa extraña y atractiva caratula en los estantes de mis antros juveniles de placer cinéfago.
Pues bien, les adelanto que si logré consumirla entera, sin dormirme, o darle al cacareado avance rápido, fue por el rollo "boy scout" que arrastraba gracias al dvd de la peli de Jess Franco. Dicho de otro modo, "Fresh Kill" no me gustó... pero al menos no la quité antes del "The End". Aclarado esto, y teniendo en cuenta que a pesar de todo la bazofia tiene su "qué", dediquemos unos minutos a anal-izarla.
El mayor mérito que arrastra es que mantiene cierto misterio durante los primeros 15 minutos. Es decir, la estás viendo y no logras hacerte una leve idea de su trama o encasillarla en un género concreto. Y eso mola. Nos cuenta la historia de un aspirante a actor que se traslada a Hollywood para triunfar, pero termina currando en una carnicería. Un día, una chica entra en el establecimiento huyendo de un par de mafiosos que quieren cazarla, el aspirante a actor se mete en medio, se lía un jardín notable y los malandrines terminan muriendo (esta es una de las escenas más involuntariamente descojonciables de toda la peli, sobre todo gracias al doblaje y al mafioso que grita encolerizado un: "¡Maricong, mariconggg, maricoooonnngggg!". Pa partirse el ojal). El caso es que el jefe de estos (interpretado por el único rostro reconocible -¡¡y llamativo!!- del pack, el del Sr.Robert Z´Dar un año antes de debutar como el personaje que le hizo inmortal, "Maniac Cop") decide ocuparse él mismo de la movida y sale a perseguir a la chica y al aspirante a actor. Estos dos huyen tras el crimen y, ¿a donde van?, a casa de la madre de ella. ¿Y qué ocurre?, que esa misma noche se declaran amor mutuo. Qué rapidez. A partir de ahí la trama se limitará al mismo esquema: La pareja visita a alguien por algún motivo y, una vez se han marchado, aparece Z´Dar como por arte de magia negra y lo mata a lo bruto. Porque sí, el nivel de truculencia no es muy elevado, pero tampoco escaso. El adicto a la sangre encontrará algunos crímenes bastante suculentos... y aparatosos, como el de los padres del aspirante a actor, que perecen bajo la ira del malo malísimo, quien se ha tomado la molestia de ir a visitarles a otra ciudad para despacharlos con un cuchillo enorme y un hacha que no se de dónde coño saca. De ese tipo de detalles absurdos hay unos cuantos. La peli no solo va repleta de diálogos muy estúpidos, o de escenas sin mucho sentido en las que nos muestran situaciones que no aportan nada, con personajes que no volveremos a ver, también va cargada de instantes de pura incongruencia, como cuando el protagonista se saca de la manga un vaso con ácido para lanzar al malo, así, en medio del monte, porque sí. Qué maravilla.
En fin, el caso es que tras un puñado de muertes y de escenas pretendidamente dramáticas que gritan aquello de "¡Denme ya un puto "Oscar"!", al final todos se enfrentan con todos, Robert Z´Dar muere, el chico se queda con la chica y en menos de un par de días, se ha convertido en todo un señor de la dronga. Claro que no termina aquí la demencia... hay un especie de final sorpresa que está a la altura del chorrismo general. La conclusión que sacamos es que la mujer es la culpable de todo el drama, y de joder la vida al pobre protagonista, quien se mete en el fregao por amor incondicional. Moraleja: vigila qué haces con tu pollita.
"Fresh Kill" está cerca, muy cerca, de entrar en la categoría de "películas malas pero divertidas", sin embargo no lo termina de conseguir. Aún así, vista con amigos y ganas de cachondeo, tal vez podría funcionar. De otro modo, nos encontramos ante una pedazo de mierda como la copa de un pino.
Dado cómo fueron los inicios de la carrera de Merhi y Pepin, tendría sentido decir que, por su "look", la peli originalmente se rodó en vídeo. Pero no, en 1987 el formato magnetoscópico cantaba mucho más que ahora, por lo que me atrevo a afirmar que se parió en 16 mm y se transfirió a vídeo para el montaje, algo que delatan muy mucho los créditos.
Detalles fricosos sin demasiado interés para un producto sin demasiado interés.