miércoles, 10 de julio de 2013

LA JAURIA DEL VICIO

Auténtico clásico menor del cine ochentero, "La jauría del vicio", o "Vice Squad" para el estreno en su país de origen, es una de aquellas películas puramente "exploitation" que nacen con espíritu provocador y polémico... pero que, pasados 30 años, se muestran lógicamente inofensivas y desgastadas. En 1982 era una auténtica "película dura", como "Escoria", de aquellas que temías visionar para no acabar sintiéndote sucio. Su temática, basada en el ingrato trabajo del escuadrón anti-vicio de la policía de Los Ángeles, su ambientación "lumpen", con proxenetas, prostitutas, bandas e incluso temibles gays, las secuencias de servicios carnales en las que se muestran ciertas desviaciones y sus diálogos forzadamente escabrosos repletos de tacos y referencias sexuales, hacían de "La jauría del vicio" un fruto prohibido que agarrar con pinzas cuando ibas al vídeo-club. Pero, como digo, el paso del tiempo es implacable.
Ramrod es un chuloputas de lo más joputo y psicótico. Acosa a sus chavalas y les mete palizas. Un día, se pasa con una de ellas y se la carga. La policía, hasta las pellas del cabrón en cuestión, chantajea a una prostituta de noche/madre modelo de día para que le seduzca y, así, poder cazarlo. Todo parece ir bien hasta que, mientras es llevado a comisaría, Ramrod se escapa y planea una terrible venganza contra la prosti que ayudó a tenderle la trampa.
A pesar de disponer de un florido reparto de caras más o menos conocidas (algunos policías secundarios, el chófer del abuelo aficionado a la necrofilia high-class...), el que destaca por encima de todos es el de Wings Hauser. El amigo Wings venía de la televisión y debutaba aquí en la gran pantalla dando vida a un asesino realmente terrorífico y amenazador, te crees que es capaz de cualquier barbaridad. Gracias a su labor, Hauser logró ser el prota absoluto de su siguiente film, donde esta vez era él el que cazaba a un psicópata, "Stoney, el frío". A día de hoy se sigue considerando su actuación en "La jauría del vicio" como lo mejor que ha hecho. Y no es para menos. Resulta tan odioso como carismático. Por lo demás, pues una peli correctilla, para ver una vez y olvidar con facilidad. Como decía al principio de esta innecesaria reseña, ha envejecido un poco mal, y toda la parte pretendidamente sórdida se queda algo floja. Destaco en ese sentido a los gays de rollo "leather", a los que les encanta posar en plan estatuas en la puerta de su club predilecto, ahí luciendo músculo, cadenas y bigotes. Todos iguales. Tampoco resulta fácilmente desdeñable la secuencia en la que Hauser se cuela en casa de otro proxeneta, este negro, gordo y, me parece, también gay, y decide castrarle off-camera por considerar que es demasiado blando con sus chicas y no tiene "lo que hay que tener". No desmerece el personaje de la prostituta protagonista (que, recuerden, de día ejerce como respetable mamá soltera) quien, para resultar más "agradable" a la vista del ingenuo espectador, es la que se acuesta con los fetichistas de buen corazón o los inválidos. Que maja ella.
El director, Gary Sherman, tiene un curriculum bastante simpático en el que destacan dos de terror, la fallida (pero interesante) "Sub-humanos" y la reputadísima "Muertos y enterrados". Le siguen el thriller de acción "Se busca vivo o muerto" (aquel que enfrentaba a Rutger Hauer con Gene Simmons) o el tercer y olvidable "Poltergeist". Uno de los guionistas no es otro que Robert Vincent O´Neill, especialmente conocido por ser el director de los dos primeros films de la saga "Angel" (viendo las tramas de estos y la del film que nos ocupa, es evidente lo mucho que a O´Neill le tiraba eso del "puta de noche/chica ejemplar de día", ¡¡viciosillo!!) y que lleva el "exploitation" en sus venas, ya sea dirigiendo (también son suyas las fábulas de terror "The psycho lover" o "Blood Mania") como guionizando (el chungo-exploit de "King Kong", "The mighty Gorga", la simpática "Cavernas fantasmas", el tercer "Angel" o, fíjate tu, la antes mentada "Stoney, el frío"), un auténtico jefe. Le ayuda en las letras, y produce, Sandy Howard, a quien debemos films como "Un hombre llamado caballo" -y secuelas-, "La lluvia del diablo", "Embryo", "Meteoro", los dos primeros "Angel", las mentadas "Cavernas fantasmas" y "Stoney, el frio" y un especie de "exploitation" del "exploitation" con "Hollywood Vice Squad", semi-secuela de la reseñada y remake no reconocido de "Hardcore, mundo oculto" dirigido nada menos que por la siempre oportunista Penelope Spheeris. ¡Marcianada!.
Resumiendo: "La jauría del vicio" es pasable, se ve, se disfruta comedidamente y mañana será otro día.