viernes, 2 de agosto de 2013

MADRE IN JAPAN

“Madre in Japan”, es una rareza –de las muchas con las que contamos en la  ex industria de nuestro país-  de aquellas sin apenas distribución como las de Martín Garrido o las de el jugador Gonzalo García Pelayo, pero, propuesta por un realizador aún más ignoto, casi rozando lo amateur, Francisco Perales, que además se adscribe a esa corriente tan curiosa y simpática (a la que García Pelayo también se apunta) que  es la cinematografía andaluza, hecha casi por y para Andaluces.
Se trataría, también, de la primera (y única) película del colectivo de cineastas amateur Sevillanos denominados a sí mismos de igual manera que a su película, “Madre in Japan”, con una película con la que intentarían salir del ostracismo al que, por naturaleza, estaban condenados. No lo consiguieron.
En un pueblo ficticio de Sevilla, Aljaranda, hay mucho revuelo con los mundiales del 82. Además, un grupo de lugareñas regresan de un viaje colectivo al  Japón, del que una de ellas vendrá embarazada de un nipón. La chica regresa habiéndole dado a su novio Japonés una dirección falsa pensando que nunca más volverían a verse. Así que entre unas tramas y otras, con la radio pirata local, y la televisión de por medio, planean, durante la retransmisión de un importante partido del mundial, y con la ayuda de un súper ordenador creado por uno del pueblo, interferir vía satélite con un mensaje destinado al padre de la criatura, para que sea consciente de lo que viene y que vaya para  Aljaranda.
Con un tono del todo rural, absolutamente característico de la cinematografía andaluza, deudor del neo realismo (o más bien, parodiándolo) y con un humor totalmente localista, este estilo de cine permanece anclado en una época (finales de los setenta y la década de los ochenta) y se convierte en un movimiento único dentro de cualquier cinematografía de cualquier parte del mundo. Es curiosísimo porque, además, uno de sus puntos en común (y a favor) es el bajo presupuesto de estas producciones, e incluso su marginalidad, no solo en lo que retrata, sino en la elaboración de las películas, siempre bajo mínimos.
Incluso, en su debut como director, y ante la ignorancia, no ya de los cuatro gatos que fueron a ver la película, sino incluso de quienes financiaron esta, Pablo Carbonell, andaluz aunque muchos le crean catalán, rindió su homenaje a esta corriente cinematográfica con la muy entrañable y recomendable “Atún y Chocolate”, que fracasó en taquilla.
La cinematografía Andaluza es harto interesante, incluso fascinante, pero naturalmente y por razones obvias (demasiado de aquí, demasiado costumbrista) es rechazada por el público, siendo esta una cinematografía en vías de extinción. Desde que me he vuelto aficionado a ella (por su exotismo, a fin de cuentas) “Madre in Japan”, me ha resultado la película más curiosa de todas en el sentido de que, si exceptuamos los minúsculos cameos de “Los Morancos”, que además, por fechas, en 1983, cuando se rodó, todavía no eran nadie , el futbolista Gordillo o la aparición especial de Agustín Gonzalez, el resto del reparto, son actores totalmente amateurs, cuyo entusiasmo queda patente durante toda la película. Lástima que están todos doblados por profesionales y no podemos disfrutar (u horrorizarnos) con sus acentos reales.
Por otro lado, todo, absolutamente TODO en esta película es de una precariedad espantosa. Tan espantosa como atractiva a a la hora de visionarla, y teniendo en cuenta que los decorados son naturales, o  fabricados a base de cartulina y rotulador dentro de estos, y que tan solo cuentan con cámara y película en 35 mm. para llevar a cabo su producción, la mala planificación (que es un rato mala), la falta de objetivos de todo tipo y un montaje básico, dan como resultado a esta película de cine el mismo que una de aquellas primigenias películas filmadas en formato magnetoscópico para “Olympic Vídeo”, dirigidas por Miliki, Joe Rigoli o Pajares. Todo muy pobre, pero, eso si, con look de cine.
Vamos, una película única.
Pero si dejamos a un lado frikadas técnicas y odas a la pobreza cinematográfica ¿funciona? Pues sí. Se trata de una película muy agradable de ver. Según mi pareja, se trata de “Una historia de amor muy bonita” y por mi parte, además, añadir que se trata de una comedia muy simpática, en la que, por ejemplo, los devaneos del padre de la chica en la búsqueda del padre Japonés de su futuro nieto son material cómico, si no de primera categoría, si más que factible para la comedia española.
Y ahora especificar, que muchas veces mis explicaciones o sus entendederas son un poco cortas: Reivindico esta película PERO NO COMO PELÍCULA MALA. Esta lo único malo que tiene es el título. La reivindico como película que rompe con los patrones, como rareza y como osadía. Es una peli sin pasta, si, pero es una peli que cumple con todo lo previsto en su pre-concepción. Al fin y al cabo, es cine amateur con intención de dejar de serlo. O sea, otro rollo.
Como anécdota decir que una de las actrices es Ana Galiana, la abuela de “Cuéntame como pasó”, antes de ser una actriz popular, y cuando, intuyo, se dedicaba a la docencia como medio de vida.
Del colectivo “Madre in Japan” y del director Francisco Perales, nunca más se supo, como de tantos cineastas meramente andaluces.